A medida que la primavera se afianza y las vacunas son aplicadas en mucho mayor volumen, la confianza por romper el confinamiento y retomar la vida como la conocíamos antes de la pandemia, regresa entre varios de nosotros que estamos ansiosos por descubrir las propuestas gastronómicas que surgieron en la llamada nueva normalidad.
Taverna, el nuevo hotspot de la Juárez
Cerca del corazón de la capital del país, en una de las calles en las que se puede caminar entre edificios históricos, se encuentra Taverna, un sitio que desde sus apertura está destinado a ser el centro de muchas conversaciones por la experiencia y atmósfera que genera entre bocados y sorbos. Aunque su nombre podría conducir nuestra imaginación a un rincón semi oscuro donde la hombres se reúnen para maldecir los resultados de un partido de futbol, el nuevo concepto de grupo Archipiélago ofrece más que buenos vasos de cerveza.
Enclavado en uno de los predios de General Prim 32, un edificio donde se honra al tiempo, Taverna es un sitio que al igual que sus paredes al desnudo, ofrece platos sin complicaciones versados en los sabores del mediterráneo pero con los acentos de ingredientes locales que son dignos de mención.
Gran parte del concepto de los chefs Emme y Chris es que los platillos se coloquen al centro para compartir en un ambiente relajado con música electrónica que invitan a continuar la sobremesa en los sótanos acondicionados como bar.
Emme y Chris, los cocineros, se conocieron (destino y casualidad) hace 5 años en su proyecto Mesa Nómada; han recorrido mucho en busca de integrar técnicas y cultura a su carrera gastronómica, enfocados en el fuego y el humo que aportan tanto sabor a la comida. Siendo fieles a su filosofía del disfrute han creado Taverna, enfocando sus platos en leña y carbón, todo al asador, jugando con diferentes temperaturas, vegetales y proteínas.
Conformado por ingredientes locales de temporada, Taverna invita a los clientes a un espacio de reunión cálido y de celebración que captura el espíritu del proyecto de General Prim y la energía del centro de la Ciudad de México