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Diario de un ayuno intermitente (la experiencia de alguien que ya lo vivió)

Ayuno intermitente, una frase que me intimidaba. Luego me di cuenta de que cometí dos errores: asumir que se trata de una dieta (no lo es) y dar por hecho que ayunar es sinónimo de morir de hambre.
jue 11 junio 2020 11:00 AM
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Diario de un ayuno intermitente.

L a cuarentena me ha dado la oportunidad de probar cosas diferentes, en este caso, el ayuno intermitente, un estilo de vida que tiene mil y un beneficios para el cuerpo (si lo haces con sentido y cabeza). Según Pamela Berrondo , nutrióloga funcional, ayunar es dejar de comer de manera voluntaria por un periodo determinado; es decir, dar al cuerpo un “descanso” de comer y digerir. El ayuno más popular y el cual he aplicado desde que empezó el confinamiento es el “16/8”, que consiste en no consumir calorías durante 16 horas y realizar las comidas en un periodo de 8 horas.

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Como buena (y muy feliz) godín tengo horarios bastante apretados. Entre que salgo corriendo de mi casa para ir a la oficina y más tarde salgo corriendo para llegar al gimnasio, incluir a mi rutina una práctica de este tipo es un poco complicado. Para que me entiendan, tendría que levantarme a las 4:30 de la mañana para preparar mi desayuno, comida y cena con el fin de cumplir la regla básica del ayuno intermitente (16/8). Así que por mucho tiempo me olvidé del tema. Fue hasta que me quedé en casa y mi rutina se volvió un caos que decidí hacer algo al respecto y probar lo que muchos juraron que es “el mejor estilo de vida”.

El día uno fue un fail total: me morí de hambre, me mareé, sufrí y hasta lloré. Después de consultarlo con mi nutrióloga de cabecera, me enteré de que, obviamente, mi cuerpo no estaba acostumbrado a ayunar, y por eso lo mejor hubiera sido empezar con 12 horas de ayuno. No fue sino hasta que mi cuerpo “captó” los descansos que pude aumentar, poco a poco, las horas de ayuno: en la segunda semana pasé de 12 a 14 horas, y ya en la tercera por fin logré cumplir la famosa regla 16/8.

OJO, recuerda que no porque sea algo ‘sencillo’ significa que funciona para todos: si estás embarazada, lactando, tienes trastornos alimenticios o alguna condición en particular, consúltalo con tu especialista de salud.
aconseja Pamela Berrondo.

Para ser franca, hasta que cumplí un mes de hacer ayuno intermitente sentí verdaderamente los resultados de los que tanto me habían hablado. Sí, ya no estoy inflamada, quemé grasa (mucha) y me despedí de la gastritis, sin mencionar la cantidad de cosas buenas que no se notan de forma tan rápida: la reducción de la inflamación celular, la autofagia y el antiaging.

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Ahora bien, desde mi experiencia y según lo que he vivido, me quedo con tres conclusiones: a) La clave del éxito del ayuno intermitente es la paciencia. b) Para hacerlo tienes que conocer tu cuerpo. c) Tendré que encontrar el modo de aplicarlo cuando tenga que regresar a la oficina.

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