“Un viejo ermitaño, se refugiaba en la montaña para dedicarse a meditar y orar. A menudo se le veía muy ocupado. Un día alguien le preguntó: ¿Cómo puede tener tanto trabajo si vive en soledad? Él contestó: Tengo varias cosas que hacer: entrenar a dos halcones, entrenar a dos águilas, tranquilizar a dos conejos, disciplinar una serpiente, motivar a un asno y domar a un león. No veo ningún animal por aquí, ¿dónde están? El ermitaño le respondió: Estos animales los llevamos todos dentro.
Los dos halcones, se lanzan sobre todo lo que se les presenta, bueno o malo, tengo que entrenarlos para que se lancen sobre cosas buenas: Son mis ojos. Las dos águilas con sus garras hieren y destrozan, tengo que entrenarlas para que se pongan al servicio y ayuden sin hacer daño: Son mis manos. Los conejos quieren ir a donde ellos quieran, quieren esquivar las situaciones difíciles, tengo que enseñarles a estar tranquilos aunque haya sufrimiento, problema o cualquier cosa que no me gusta: Son mis pies. Lo más difícil es vigilar a la serpiente, está encerrada en una fuerte jaula, pero ella siempre está lista para atacar, morder y colocar su veneno en cualquiera que esté cerca, por ello tengo que disciplinarla: Es mi lengua. El burro es obstinado, no quiere cumplir con su deber, siempre está cansado y se niega a llevar su carga cada día: Es mi cuerpo. Por último necesito domar al león, quiere ser el rey, es altivo y siempre quiere ser el primero, es vanidoso, es orgulloso, se cree el mejor: Es mi EGO. Como ve, tengo demasiado trabajo por hacer".
Hoy todos tenemos mucho que hacer, un quehacer transformador, de esos que definen nuestra vida con un antes y un después. Ciertamente, como humanidad estamos viviendo un caos que nos obliga a establecer un orden distinto y seguramente mejor al que conocíamos, pero yo en este artículo quiero enfocarme principalmente al caos personal, a ese que estamos viviendo cada uno y ante el cual podemos ejercer nuestro libre albedrío para elegir cómo transitar este momento histórico, y aun más importante: cómo elegiremos salir del mismo.
¿Quiénes éramos al entrar, y quiénes seremos al salir? Y eso, queridos lectores, no se define mañana, se define hoy, a cada momento, día a día y minuto a minuto.