Viktor Frankl una vez dijo que “Las circunstancias externas pueden despojarnos de todo, menos de una cosa, la libertad de elegir cómo responder a estas circunstancias”, o sea, lo único que podemos modificar es nuestra actitud. Aquí algunas sugerencias para vivir con mejor actitud en esta época de resguardo:
- El duelo es un proceso, en ocasiones te sentirás mejor, otras veces retrocederás, si sientes que caminas hacia atrás, sé paciente, detente un poco y pregúntate: ¿Qué me pasa? ¿Por qué estoy siempre de malas? o ¿por qué me siento tan triste? Tal vez descubras que detrás del enojo o la tristeza está el miedo. Es natural tener miedo, ya que todos nos encontramos en territorio desconocido.
- Ten paciencia y tolerancia con los demás y contigo mismo, si te sientes enojado, no suprimas la ira, regúlala, dale salida; escribe, haz ejercicio, dedícate a una actividad que te guste. Trata de ver la perspectiva del otro (empatía) y no descargues tu ira contra los demás, no es correcto y sólo te hará sentir peor.
- Dale espacio a la tristeza, sólo pensarás en lo que ya no está, sentirás perdida de energía, pero, date oportunidad, llora y vuelve a ti, quédate en casa, quédate contigo. El tiempo y vivir la tristeza en conciencia te permitirá hacer los ajustes emocionales y te sentirás fortalecido para retomar tu vida.
- “¿No has hecho nada y te sientes agotado?” El estrés ejerce un fuerte impacto en el sistema inmunológico, de tanto pensar, nos sentimos desbordados emocionalmente. Así que cuestiona tus pensamientos, detecta aquellos que son negativos e intenta cambiarlos por positivos, genera esperanza. Sí se puede, toma el control. También es muy útil la actividad física para generar serotonina.
- Aliméntate bien, cuida los excesos ( fumar, comer, o beber), te harán sentir un placer momentáneo, pero no hará que la situación mejore.
- Duerme. Si te cuesta dormir, por lo menos descansa, quédate tranquilo haciendo actividades que nutran tu mente y tu espíritu, medita, escucha música relajante, ora, y lee un buen libro.