Con un shot de agua de fresa y menta en mano, empezó la aventura. Después de escoger mi tratamiento: el masaje personalizado terapéutico, llenar el formato para cuidar mis alergias, escoger las áreas del cuerpo que quería que se trabajaran y también las que no, me trasladaron al área de los lockers. Ahí, me asignaron uno especial para mí, donde encontré una bata bordada con flores, unos panties especiales para el masaje, una toalla y una bolsa para mi traje de baño.
Tengo una debilidad por los spas y este se ganó el primer lugar de mi lista
Con un shot de agua de fresa y menta en mano, empezó la aventura. Después de escoger mi tratamiento: el masaje personalizado terapéutico, llenar el formato para cuidar mis alergias, escoger las áreas del cuerpo que quería que se trabajaran y también las que no, me trasladaron al área de los lockers. Ahí, me asignaron uno especial para mí, donde encontré una bata bordada con flores, unos panties especiales para el masaje, una toalla y una bolsa para mi traje de baño.
Me advirtieron que SE Spa tenía el mejor circuito de hidrotermal, por lo que llegue casi noventa minutos antes de mi masaje para aprovecharlo. Chorros de presión para los pies y espalda dieron inicio a mi recorrido por este –espectacular– lugar. Más tarde me acosté en las camas de masaje en medio de la alberca, donde literalmente me sentí en el paraíso absoluto. Después de varios días en el sol, este momento era justo y necesario para mi piel.
Más tarde, pasé a los contrastes de agua caliente y fría, y aunque les confieso que sufrí un poco al principio, note como la piel se me reafirmó al instante. Para terminar el circuito, obviamente hice un pit stop en el vapor, el cuarto de hielo y el vapor para entrar en total modo zen a mi masaje.
Ahí mismo, me recogió la terapeuta y me guió hacia el cuarto asignado para mí. Primero, me pidió que me sentara en un sillón, donde con los cuatro elementos de la tierra hizo un pequeño ritual de entrada. Después entramos a mi momento favorito: masaje, piedras calientes y aceites esenciales. Por una hora viví literalmente en otro planeta, me relaje por completo y logré tener un momento a solas conmigo, justo lo que necesitaba para cerrar con broche de oro mi viaje al Grand Velas de Los Cabos.
Finalmente disfruté de cada instalación de los baños para salir de ahí tan arreglada como me gusta, lista para aprovechar mi última cena de mi escapada a la playa. A partir de ahí, solo quiero volver. ¡Uf! Gracias SE Spa.
P.D. Juro que detalles de la experiencia siguen en secreto para que los descubras en tu visita y lo ames tanto como yo.