Pasar unos días en Cancún es siempre una gran idea, pero si se trata de visitar un resort en medio de la naturaleza, el plan suena todavía mejor. La aventura empezó en cuanto dejamos la carretera rumbo a Playa del Carmen, justo después de Punta Maroma, donde mi esposo y yo fuimos recibidos con un coctel de tequila, justo antes de hacer check in.
Minutos después llegamos a nuestra habitación en un carrito de golf, tras cruzar lagunas, canales y manglares. La habitación contaba con vista al mar, acceso directo a la playa y tina de hidromasaje, pero optamos lanzarnos a conocer el club de playa, la alberca y comer en el restaurante Sotavento, donde disfrutamos de pastas, carnes y mariscos.
Tequila, día de muertos y calor de playa, así es el otoño en Andaz Mayacoba
Pasamos la tarde en la playa y la alberca, entre snaks, cocteles de frutas y tequila, pero nos recomendaron guardar un espacio en el estómago para cerrar con broche de oro nuestra primer noche en el hotel, en el restaurante Casa Amate.
El lugar, ubicado junto a un acantilado de piedra caliza, emerge de la selva frente a una laguna y canales de aguas color turquesa. Su carta cuenta con una selección de platillos típicos de la cocina latinoamericana, como cortes argentinos, ceviches peruanos y antojitos mexicanos.
Una leve lluvia nos sorprendió a la mañana siguiente, pero como nos dijo el gerente de actividades del hotel, “en el Caribe, las lluvias duran solo 15 minutos y después todo mejora”. Y así fue. Para cuando salimos de nuestra habitación, el sol estaba a todo.
Nuestro itinerario marcaba un desayuno eco cruise; un paseo en bote por las lagunas y canales de Mayakoba a bordo de un pequeño bote, desde el que vimos aves endémicas, tortugas de agua dulce y cocodrilos.
Más tarde visitamos Naum Wellness & Spa para relajarnos y estar listos para la celebración del Día de muertos en Casa Amate (sólo los días 1 y 2 de noviembre), donde se preparó una cena especial 100% mexicana, acompañada con tequila Volcán de mi tierra y música tradicional.
Al día siguiente nos lanzamos al famoso brunch dominical del lugar, donde la variedad de platillos es enorme. Optamos por comida yucateca, barbacoa estilo Hidalgo y los típicos chilaquiles con arrachera, aunque también había opciones más saludables como fruta, yogurt griego y postres ligeros.
Por la tarde tomamos un paseo en bicicleta por todo Mayakoba. Las bicis pueden ser tomadas y dejadas en cada rincón del lugar y en ellas se pueden hacer recorridos por las instalaciones del hotel, que van desde el campo de golf, hasta los manglares y los muelles en las lagunas y canales.
Ya entrada la noche hicimos una cata de tequila con Volcán de mi tierra, el destilado jalisciense con el que el hotel hizo alianza para realizar experiencias únicas con los huéspedes. El chef ejecutivo Miguel Gómez y el chef pastelero, Daniel Moreno, crearon un menú maridaje especial para resaltar las notas del tequila y los ingredientes y platillos de la región.
La cena fue la manera perfecta para cerrar un fin de semana de gastronomía, tequila y fiesta mexicana, pero con un toque caribeño y con sabores yucatecos.