Esta era la pasión -un poco oculta- de David Bowie
Una de las grandes pasiones de David Bowie, además de la música, era la pintura. Su amor por este arte lo llevó a convertirse en coleccionista desde muy joven. “El arte era, seriamente, la única cosa que yo quise poseer. Ésta siempre ha sido para mí un alimento estable. La uso. Puede cambiar la manera en la que me siento en las mañanas”, reveló en 1998 a The New York Times.
En su colección figura pinturas de Damien Hirst. Bowie gustaba del artista inglés porque encontraba sus obras diferentes, extremadamente emocionales y muy apegadas a sus miedos personales.
También admiró a Jean-Michel Basquiat, por esta razón decidió actuar en la película autobiográfica del pintor neoyorquino, en donde él dio vida a su mentor Andy Warhol. También llegó a decir que las obras de Basquiat se relacionaban con el rock de diversas maneras, algo que pocos otros artistas visuales habían logrado.
Cuando estaba deprimido, le gustaba ver las obras de Frank Auerbach, pues decía que éstas podían magnificar el tipo de sentimiento que experimentaba.
Tintoretto, el célebre artista renacentista italiano, también perteneció a la colección del cantante de “Heroes”. La pintura “El ángel predice a Santa Catalina de Alejandría de su martirio” perteneció a Bowie por tres décadas y el año pasado fue subastado. Pero el nuevo dueño, que prefirió quedar en el anonimato, decidió prestarlo al museo Rubenshuis de Amberes, en Bélgica.
Aunque no existe registro sobre si Bowie poseía obras de Pablo Picasso, se sabe que era también gran admirador de la obra del pintos español; de hecho, le escribió una canción homónima que formó parte de su disco Reality (2003).