Cirque Eloize, el show que te hará alucinar en la Riviera Maya
Estás en la calle de una ciudad cualquiera, donde las personas alrededor son figuras sin identidad, sin embargo, si enfocas bien la vista y la atención hallarás historias de vida, pasión, amor, rivalidad y amistad.
Así, en una calle de un barrio cualquiera, inicia la acción del Cirque Eloize, con el show ID, las siglas de la identidad que tienen cada uno de los 15 artistas de esta compañía de Montreal, que desde 2003 presenta espectáculos en los que las artes circenses, la danza y el teatro se convierten en un sol show alucinante. Esta vez se presentan en Cancún, en la Moon Palace Arena, hasta el 3 de enero.
Una pareja tomada de la realidad citadina inicia su historia de amor bailando pero la rivalidad de las pandillas del barrio los separan por un momento y empiezan los desafíos en los que la acrobacia del jefe de una de ellas en un poste indica quién es el que manda en ese momento.
Su rival baila junto a su pandilla para demostrar su valor, mientras que miembros de una y otra muestran sus habilidades haciendo malabares hasta con ocho pelotas a la vez en medio de una construcción, desafiando la fuerza de brazos y piernas en una bicicleta que salta de un lado a otro en diferentes alturas y espacios o enamorando en patines a una joven que vuela entre telas en uno de los actos más tiernos de la noche.
Y como el amor parece la premisa, de nuevo es reconfortante ver a otra pareja en la que ella contorsiona el cuerpo hacia atrás, gira sobre él como si fuera un girasol siguiendo al sol o vuela en un aro; él nunca entiende las indirectas, ni siquiera con la flor que ella le lanza y que termina arrebatándole, al final, cuando la joven se mete a su casa.
Pero quien se lleva la noche es el guapísimo acróbata que circula, literalmente, en un gran aro en el escenario, sin parar y dejando a todos sin habla, o como cuando él mismo hace una torre de sillas que muestra su fuerza excepcional en los brazos.
Es entonces que los grupos parecen entenderse mejor; cuando ven sus afinidades para divertirse y pasarla bien, y aunque las parejas no concretan sus amores, no es importante si de estar todos juntos se trata. Para celebrarlo, estas pandillas saltan de alegría de la manera más literal posible, en un enorme trampolín que los hace volar y mimetizarse con las luces que dan contexto a la escenografía urbana que se ve detrás.
La música cesa. Las pandillas, bueno los acróbatas, malabaristas, contorsionistas y bailarines se presentan, junto con los directores encargados de canalizar y poner orden a tanto talento a la vez. Es el final.
Sin un solo animal en escena, sin forzar a ninguno a divertir a cambio de algo o de evitar un castigo, el Cirque Eloize es gozoso. Es cuando queda demostrado que el circo es auténtico y válido cuando sus actos realizan voluntariamente y con el gusto por hacerlo, como hacen estos 15 artistas.
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