Tras ser liberada de un secuestro que duró 34 días, ella ya perdonó y se siente con las fuerzas suficientes para contar su historia y levantar la voz por México.
Ernestina Sodi, mamá de Camila Sodi y hermana de Thalia, murió la noche del 8 de noviembre a los 64 años, luego de llevar varias semanas internada tras sufrir dos infartos al miocardio, uno de ellos provocado por la ruptura de la vena aorta.
El 22 de septiembre de 2002, la escritoria vivió la situación más compleja de su vida: su secuestro. En diciembre de ese mismo año, la escritora nos abrió las puertas de su casa y nos concedió una entrevista exclusiva en la que habló por primera vez de ese episodio en su vida. Aquí te presentamos la entrevista completa.
SU PIEL ESTÁ BRONCEADA POR EL SOL. Sus facciones se notan menos tensas. Desde que fue liberada ha subido cuatro kilos de peso. Gracias a unas buenas vacaciones en la playa con su hija mayor, una serie de vitaminas, calcio, otros complementos alimenticios y varios días de buen comer, la anemia va quedando atrás.
Igual que el mal ánimo y las lágrimas automáticas. Ernestina ya no llora cada vez que habla del tema o cuando recuerda las voces de los ocho victimarios que la tuvieron cautiva durante 34 días.
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La hermana número 4 de la familia Sodi Miranda se siente mejor de salud, pero, sobre todo, se siente comprometida a sacar provecho de su experiencia en aras de hacer algo por el México desdichado en el que vivimos. “Víctima ya fui una vez”, dice, “ya no pienso serlo más. Creo que lo correcto, lo ético y lo honrado es levantar la voz”. No piensa quedarse de brazos cruzados; mejor cruza los dedos meñiques de sus manos para formar el símbolo de la fundación que creará y que planeó desde el encierro. “Los dedos entrelazados simbolizan la unión de los mexicanos contra este delito. Se trata de de dos porque son estos lo primero que te cortan los secuestradores.
Quiere decir: ¡No a la mutilación!”. En la fundación también participarán Laura Zapata, la hermana mayor, y una más del clan Sodi Miranda: Gaby, “la intelectual”, dice Ernestina. Las tres mujeres cuentan con el apoyo del gobierno y de gente especializada en el tema.
También en su aislamiento, Ernestina, o “Titi”como la llaman todos de cariño, concibió, uno a uno, los capítulos del libro que piensa escribir sobre el caso. Mientras duró el cautiverio, no tenía permiso para leer ni escribir nada, pero fueron muchas horas de pensar y pensar, y su memoria sigue fresca. Además, el oficio de escritora, que ya tiene, le ayudará a plasmar en imágenes legibles los episodios espeluznantes que atormentan su mente.
Pocos saben que Ernestina Sodi Miranda no sólo es hermana de Laura Zapata y de Thalía, sino que tiene una carrera humanística. Lo suyo es la academia: es licenciada en Historia del arte, maestra y doctora en Letras Modernas, maestra en Humanismo y pronto lo será también en Filosofía, para lo cual prepara una tesis sobre “El eterno retorno de Nietzsche”, que hoy dice entender muy bien. Titi también imparte clases en la Ibero y es autora de tres libros: Águeda. La última mariposa de papel, Los Pinos. Esta casa es tu casa y otro que trata sobre el Bosque de Chapultepec y que será publicado en breve. También, desde hace seis meses, es dueña, junto con los coatuores del libro de Los Pinos, Víctor Hugo Rodríguez y José Alfonso Valdés, de una editorial llamada como su primera novela, Águeda.
A Titi le causa mucha gracia acordarse de que, poco antes de que sucediera su tragedia, su astrólogo de cabecera le dijo: ”Vas a salir en todas las revistas”. Ella, que no es celebridad como sus hermanas, pensó: “Mis libros serán un éxito; me volveré una gran escritora”. Jamás imaginó que el horror al que estuvo sometida sería lo que la lanzaría a los medios.
Aunque todavía está frágil emocional y físicamente, y aún tiene el delirio de persecución demasiado presente, accedió a hablar con Quién para acelerar su proceso de sacarlo todo e ir sanando las heridas.
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Recuerdos del inframundo
Estás cumpliendo un mes de salir libre, ¿cómo te sientes?
Estaba muy fragmentada; ahora mi cuerpo, mi alma y mi mente apenas se están juntando. El cuerpo se separó, yo creo, para evitar el sufrimiento físico; y tuve que dominar la mente.Tenía que estar muy clara, porque era un juego de vida o muerte.
¿Evitabas pensar, evadías ciertos temas en tu mente?
Pensar en mis hijas llorando era lo que más me volvía loca. Imaginaba a mi madre muy angustiada,a mis hermanas... Si pensaba que ellos sufrían, yo me empezaba a debilitar.Así que hice un corte a esos pensamientos y lo único que me permitía era pensar en mis hijas riendo, subidas en un camello o cuando estuvimos en la Muralla China; puras cosas positivas. Hice mucha terapia de positivismo. Decía: no todo puede seguir siendo tan malo.
¿Tuviste algún momento de luz?
De luz espiritual. Los momentos en que sentía que mi padre muerto me acompañaba. Los instantes en que imaginaba que todos los ángeles y arcángeles abrían sus alas para ampararme, y la luz de Dios, que nunca me dejó.
¿Rezaste mucho?
Mi hermana Laura es muy, muy mocha, y ella me hacía entrar en unos rezos muy fuertes, muy bellos.También hice un examen interno de por qué te pasan las cosas en la vida.Yo no creo que nada sea gratuito. Pienso que la vida está hecha de muchas sombras y muchas luces, y mi vida siempre había sido muy luminosa. Creo que necesitaba una experiencia de estas para recapacitar y apreciar las cosas mínimas, que son máximas, pues lo que das por hecho es lo más grandioso que tenemos. Yo amo la vida. Todos en mi casa dicen que me embarro la vida como crema, siempre me la ando untando, y en un momento del secuestro pedí la muerte.
¿Quieres compartir ese momento?
Ya estaba sola, sin Laura. Estuve muy amenazada, esperando saber qué dedo me iban a cortar. Las negociaciones no iban como los secuestradores querían. Me sacaron del lugar donde estaba, amarrada y tapada, para que hiciera una llamada a Laura; tenía instrucciones de hablar con ella 30 segundos.Laura y yo habíamos pensando muchas cosas juntas, y en esa llamada, cuando ella me dice:“Nada de lo que tú y yo pensamos adentro es lo que está en la realidad”, se me vino el mundo abajo. Le dije: “¡Tú y yo hicimos un juramento de sangre!”, ya no podía hablar, pero le dije que si algo me pasaba, a ver con qué palabras le decían ella y mi madre a mis hijas que no iba a regresar con vida.
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¿En qué consistía el juramento? ¿Qué pensaban ustedes adentro que no se ajustaba a la realidad de afuera?
Nosotros pensábamos que se estaban manejando otras cifras, teníamos otra perspectiva de cómo lo estaba manejando la familia. Cuando ella me dijo que lo que esperábamos, no era... Yo no sabía que Thalía y Tommy Mottola no estaban en la negociación, que no era con ellos, que la cifra no era en dólares. No sabía, hasta que salí, que en Estados Unidos no existe el secuestro, que sus cuentas estaban totalmente congeladas y no podían hacer nada.
En esa llamada con Laura yo no sabía exactamente de qué me estaba hablando, pero al oír su voz supe inmediatamente que algo estaba mal. Después fue cuando yo empecé a gritarle lo de mis hijas, pero ella me dijo con una voz especial: “Confía en mí”.
Ese día los secuestradores estaban muy enojados. El que Laura saliera no estaba teniendo un resultado agradable. Me empezaron a maltratar y a decirme que me iban a cortar un dedo –no sabían si de la mano o del pie, que me iban a rasurar la cabeza, y cortaban cartucho. Era demasiado. De pronto me recorrió un calor desde la punta de los pies hasta la cabeza; me volteé con el jefe y le dije: “No me estés amenazando.¡Mátame si realmente eres hombre! ¡Mátame! Así descansas tú y descanso yo. Otro de los secuestradores dijo (perdón por la expresión):“Qué huevos tiene esta vieja”, y durante dos días no supe de ellos.
¿Cuántos eran?
A veces eran ocho, a veces cinco.
¿Qué tan próximos estaban a ustedes?
Nosotras siempre estuvimos en un cuarto con un baño. Había una cama,nos daban de comer.Del otro lado del cuarto había gente que nos cuidaba, había unos que se llamaban los gatilleros;eran puros hombres.Todo dependía de cómo iban las emociones.Te trataban muy bien si estaban de buen humor;te empezaban a quitar la comida cuando no estaban contentos o las negociaciones no ¿Los viste? No, no los puedes ver. Te tienen tapada o te tocan la puerta antes de entrar para que tú te tapes. Si los ves, sabes que en ese momento tienes la muerte segura, porque sería una forma de identificarlos. Se cuidaban también mucho con las voces, las distorsionaban.
¿Tuviste algún contacto con tu familia?
Nunca. Sólo con Laura en esa llamada. Para hablar por teléfono te llevan a otro lugar porque temen que la llamada sea detectada y alguien localice el lugar donde estás. Para la llamada de Laura estuve en camino como 40 o 50 minutos de ida y lo mismo de regreso. No sé adónde me llevaron.
¿Los días que estuviste con Laura estaban las dos ubicadas en el mismo cuarto?
Sí, platicábamos, pero casi no nos dejaban hablar fuerte. Los primeros tres días te hacen saber que tu dignidad, tu persona y tu pensamiento les pertenece, y entonces ellos van a decidir cómo te vas a comportar y cómo vas a pensar, y te lo hacen saber con mucha violencia, con muchas armas, con mucha obscuridad, con el rompimiento de tu mundo,que es luz,movimiento,aire,amor.Había mucho ruido y droga; eso me ponía muy acelerada.
¿Había luz natural?
No, nunca vi el sol. No sabía si llovía, si hacía calor o frío.
¿Qué ropa usabas?
En cuanto llegas, inmediatamente te quitan la ropa y te ponen unos pants de ellos.
¿Cómo se vive el tiempo en un secuestro? ¿Se siguen rutinas?
Laura era la que llevaba el tiempo. A veces oíamos a un gallo que cantaba.Pero nos hacían mucha agresión sonora. Era una de las formas con que te hacían perder el control: televisión y radio todo el día a diferentes volúmenes.
A veces le subían para que estallaran tus emociones y a veces le bajaban. Por medio de los programas íbamos sabiendo cómo transcurrían las horas, pero yo sí llegué a perder la noción del tiempo.
¿Te enteraste cuando se fue Laura?
No supe. El día que se fue nos separaron. Ese día me tomaron una fotografía con una pistola en la cabeza que le dieron a Laura para que se la llevara y siguiera negociando. Cuando subí al cuarto –estaba vendada–, yo le seguía hablando a Laura y ella ya no me contestó. Fue uno de los momentos más fuertes.
Para mí, el primer momento difícil fue cuando nos enteraron de que estábamos secuestradas, el segundo cuando nos separaron a mi hermana y a mí, el tercero cuando pedí que me mataran y el cuarto el día de la entrega del dinero, porque es el día más peligroso; es el peor momento también para la familia, pues existe el miedo de que no se sepa nada, que no vaya a haber policías, que no haya fallas... Está tu vida de por medio.Durante el encierro, a Laura y mí nos ponían muy nerviosas el que pudiera llegar la policía a intentar rescatarnos, pues era una casa donde había granadas, cuernos de chivo, rifles, pólvora, y estaba cerrada con barrotes como cárcel; si alguien iba por nosotros, no iba a haber salida, ni para ellos ni para nosotros.
¿Qué pasó realmente con Laura? ¿Fue puesta en libertad cuando se anunció en los medios?
Sí, pero no podía aparecer en público porque salió exclusivamente para seguir negociando. Fue encerrada. Siguió estando atrapada y secuestrada en otra casa donde había un teléfono, donde estaba exclusivamente esperando la llamada de los fantasmas.
Entonces fueron liberadas las dos por completo hasta el momento en que se pagó el rescate y tú saliste libre.
Laura sí había sido liberada, pero de un secuestro pasó a otro, en donde sabía que yo seguía encerrada y que ella tenía toda la responsabilidad de salvarme.Estaba muy mal psicológicamente.Nunca pudo ni siquiera recuperarse del infierno que vivió.
¿Cómo era la relación de ustedes dos antes del secuestro?
Laura es mi amada hermana mayor, mi hermana a la que admiro, una hermana muy graciosa. Siempre ha habido mucha empatía entre las dos;entre todas somos muy unidas.De mis grandes amores es mi Thali, porque es la chiquita, pero Laura y yo ahora nos decimos “las Twinky Wonder”, somos las gemelas fantásticas. Por más que contemos lo que vivimos, nada más ella y yo sabemos de esas texturas, esos olores, esa diferente atmósfera, ese mundo. “Los perdono, que Dios los bendiga” ¿Qué te encontraste cuando saliste?
Mucho dolor.Los secuestradores no saben realmente lo que le hacen a un ser humano. Es desgarrador lo que pueden provocar en una familia. En la mía todos están enfermos. Un secuestro es ir en contra del núcleo familiar; se desmembra un cuerpo: la cabeza que puede ser mi madre– está por un lado, los brazos por otro, todo desmembrado. Que el cuerpo esté completo es lo que nos hace ser familia. Pero todos vivimos una gran locura. Se pierde el valor, la ética, la moral, se pierde el hombre a sí mismo. Y ver a mis hijas que fueron huérfanas durante 34 días... se volvieron locas. Regresas de la tumba y ves quién le dio de comer a tus hijas, quién te puso una flor... También encontré muchas sorpresas positivas, la mayoría.
¿Quieres contar acerca de Romeo?
Dicen los expertos que es un caso que se llama Síndrome de Estocolmo (cuando la víctima se enamora de su victimario), pero conmigo fue al revés. Romeo fue uno de los secuestradores que sintió un cariño, un afecto especial por mí. A él le llamó mucho la atención mi esencia, mi fuerza.Yo creo que también Dios me protegió. Entre ellos había un ángel. El sentimiento que tuvo este hombre hacia mí me salvó los dedos. Él evitó que me hicieran muchas cosas.
¿Cómo demostrabas tu esencia? ¿En qué tipo de cosas?
Fue una convivencia diaria de un mes y días,y cuando se aburrían, yo tenía que pensar en cómo hacer el juego. Pensaba: soy una mujer entre puros hombres, tengo que organizar algo inteligente. Me acordaba mucho de mi suegro, que fue mi mejor amigo (en paz descanse). Él me enseñó a jugar dominó, y yo hacía analogías con este juego: cuando los secuestradores me aventaban un seis, yo les aventaba un seis. Cuando llegaban y me decían:“A ver Sodi, cuéntanos algo: ¿cómo se llaman tus hijas?, ¿qué hacen?”, yo, para evitar hablar de ellas, les contaba cuentos. Les decía que era escritora y les contaba cuentos de Óscar Wilde: El ruiseñor y la rosa, por ejemplo; les hablaba de filosofía, de la libertad, de lo que es el mundo de las ideas. Esas eran cosas nuevas para ellos y les llamaban la atención.
Ya explicaré en mi libro detalladamente lo que es realmente sumergirte en las profundidades del infierno y cómo vas aprendiendo a vivir ahí. Pero aunque te roben, aunque te secuestren, si tú no quieres, ellos jamás pueden tocar tu espíritu; y ellos jamás tocaron el mío.
¿Alguna vez sentiste paz?
No, porque todos tus sentidos tienen que estar alerta. Estás al borde de la muerte siempre. Duermes pero no descansas. Hasta los vellos de tus brazos están levantados. Cuando te quitan las vendas de los ojos dejas de ver por varias horas.Yo me acordaba de Dalí, que decía que si lo encerraran en un lugar oscuro él siempre estaría jugando con esos colores que surgen cuando cierras mucho tiempo los ojos.
En la introspección que hice, me pregunté: qué testamento le dejé a mis hijas que no fuera material. Buscaba a quién dañé para pedirle perdón y busqué los momentos gratos y grandes de la vida.No creía que era el momento adecuado para morir, porque pienso que la forma de morir es acorde a la forma en cómo vives, y no me parecía congruente morir de un balazo y en manos de unos fantasmas. Sin embargo, descubrí que estaba preparada para morir, porque no le debo nada a nadie, ni siquiera una sonrisa ni un perdón.
¿Crees que puedas perdonar a tus raptores?
Antes de salir los perdoné y se los dije: “Ya me van a dejar libre y quiero perdonarlos, porque no quiero, ni en esta vida ni en otra ni en cualquier dimensión ni en cualquier forma humana o no humana, volvérmelos a encontrar. Desde ahorita los perdono y que Dios los bendiga.
Supongo que eso te quitó un gran peso de encima.
Totalmente.Yo espero que también ellos hayan aprendido algo de esta experiencia,porque no siempre se juntan mundos tan distintos.Quizá mi mundo o el de mi hermana Laura les dejó algo a ellos. Aunque ellos piensen que el darte de comer, el proporcionarte una cama, el que te den agua, es ser muy profesional, lo que hacen no deja de ser una gran delincuencia que provoca mucho dolor: el dolor de estar muerto en vida. Si puedo darles un mensaje a los secuestradores es que recapaciten que tienen familia y que pueden ser mejores seres humanos para dejarles algo valioso a los suyos.
Tiempo de crear y reconstruirse
¿Qué vas a hacer?
Antes que nada quiero acabar de reconstruirme con mucho amor. Me quiero formar una mujer íntegra, ser una gran madre para mis hijas, y lo que tengo en mente es crear una fundación civil que se llamará “Víctimas del secuestro” con mi gemela del alma, Laura Zapata, y mi hermana Gabriela Sodi. Por supuesto, apoyadas por nuestro gobierno, para que cada vez haya menos familias desafortunadas que sufran estos cánceres sociales.
Con nuestro caso también la sociedad se sintió secuestrada. Fue el secuestro de dos mujeres trabajadoras, madres, sin grandes solvencias económicas, que por azares de la vida tienen un cuñado millonario. No es justo ni lógico. Este llamado social es para abrir los ojos, cerrar filas, ver por colonias mucho más cuidadas, difundir la información de cómo evitar un secuestro, a quién acudir en caso de ser víctima, cómo tratarse psicológicamente. Decir que contamos con grupos de personas íntegras que dan servicio con discreción y profesionalismo. Esta gente muy, muy especializada,ayudó mucho en nuestro caso;no me es permitido dar nombres, pero estoy muy orgullosa de que en México exista gente así.
¿Específicamente en qué ayudaron?
En negociar. Las negociaciones son muy difíciles, muy fuertes, están llenas de mucha grosería, de crueldad, de mezquindad. Se pone en palabras tu cuerpo como si... “Lo vamos a mandar en cachitos”, dicen.
Ayudaron con consejos a mi familia para conservar nuestra integridad física. Cuando la vida de uno de tus familiares está en juego, puedes cometer muchos errores porque tienes altibajos emocionales.
¿Qué tipo de acciones quieres hacer con la fundación?
Una de las ideas es promover una terapia de apoyo psicológico y amoroso para las familias de los secuestrados. Como grupos de alcohólicos anónimos. Si hubiera habido alguna joven que pudiera haber aconsejado a mis hijas... Decirles que era una cuestión de tiempo, explicarles cómo es cuando se está en manos de profesionales, porque hay los que te meten en tinacos, y otros que te tienen todo el tiempo con cadenas en un rincón. Dentro de la desgracia, podemos decir que a nosotras nos trataron bien.
¿Cómo está tu familia?
Mi mamá está muy mal, pero la que está peor es mi abuela. Pensábamos que tenía hepatitis; se puso amarilla, amarilla. La llevamos al hospital: una anemia fatal. Se cayó de los nervios, pues corría de un lado a otro... A ella le afectó muchísimo.
Cuando estuvimos secuestradas, a mi mamá la internaron dos días porque tuvo un paro respiratorio. Ha sido un tirón para toda la familia.Mis hermanas están muy comprometidas con el proyecto de la fundación porque todas padecimos. Mi hermana Gaby anduvo acallando a los medios, que fueron terribles para nosotras en esa circunstancias. Fede fue la primera que hizo las negociaciones. Unas recaudaban el dinero, otras tranquilizaban a los niños, otras hacían la comida, otras veían a nuestros ancianos.Todas vivimos el horror.
¿Hay una fecha ya fijada para comenzar a trabajar en la fundación?
Pensamos en principios del año que viene.En México tenemos un mecanismo ya muy corrompido, pero qué: ¿dejaremos que nos quiten nuestra patria? Yo no.