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Alessandra Rojo de la Vega ganó la batalla; la Cuauhtémoc estrena alcaldesa

La ya alcaldesa de la Cuauhtémoc nos habló de su interés real por el bienestar social y su derecho a ser activista y política pese a su vida "privilegiada"
mié 02 octubre 2024 02:02 PM
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Alessandra junto a sus hijos: Martinah, de ocho años, y los mellizos Lucah y Milah, de cuatro.

A Alessadra Rojo de la Vega la conocemos desde que andaba en sus veintes y comenzaba a hacer vida social como hija del empresario Martín Rojo de la Vega y Mónica Piccolo. Desde 2010, ella y sus hermanos Nunzia y Gabriel ocupan titulares de las revistas del corazón por su origen y su estilo de vida fitness. Con el paso de los años, se convirtieron en verdaderos influencers y emprendieron sus propios negocios en esa área. Nunzia y Alessandra son dueñas de Nutrición avanzada, tienda de suplementos alimenticios. Gabriel probó suerte como futbolista profesional y después abrió El T3mplo, un gimnasio basado en el sistema R.3.D (Resilience, Endurance, Dynamic) que él mismo creó.

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Los hermanos aman el wellness e hicieron de él su forma de ganarse la vida, sin embargo, Alessandra se salió de la ruta movida por un interés personal: la justicia social. Estudió Comunicación en la Ibero y fue parte del equipo de Comunicación de Enrique Peña Nieto cuando fue gobernador del Estado de México. Después, llevó las redes sociales del priísta cuando contendió por la presidencia y, entre 2018 y 2021, fue diputada del Congreso de la CDMX por el Partido Verde, al que renunció en junio del 2021 porque “sus convicciones no coinciden con las mías”. La política la llenaba y siguió ese camino: tomó la dirección general de Desarrollo Social de la Miguel Hidalgo con Mauricio Tabe y, en las elecciones de este año, contendió por la alcaldía Cuauhtémoc con el Frente Amplio por México, formado por el PRI, PAN y el PRD.

Con unos 11,000 votos más que la contendiente de Morena, Caty Monreal, Alessandra recibió el 6 de junio la constancia de mayoría por el Instituto Electoral de la Ciudad de México. Sin embargo, a través de varios procesos e instancias, Monreal exigió el recuento total de votos y la anulación de la elección argumentando fraude, irregularidades y violencia política en razón de género. Finalmente, el 25 de septiembre, los magistrados electorales de la Sala Superior del Tribunal Electoral determinaron improcedente la impugnación de la morenista y ratificaron el triunfo de Alessandra.
Este 1 de octubre, luego de meses de una lucha que parecía interminable, rindió protesta como alcaldesa.

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Alessandra Rojo de la Vega.

Alessandra Rojo de la Vega, la alcaldesa

La Alessandra de hoy es muy distinta a la que seguíamos en redes sociales hace unos años. “Soy mamá de tres, dos niñas y un niño. Soy feminista, activista, tengo dos asociaciones, una para niñas y niños en riesgo de calle y ‘No es una, somos todas’ para asesoría legal y psicológica para las mujeres que viven violencia. Somos 2,000 mujeres aproximadamente en esta red. Soy empresaria y ahora alcaldesa electa con mucha ilusión y ganas de enseñar cómo se deben hacer las cosas de la mano de la gente. Debemos tener gobiernos cercanos, que escuchen, que cambien vidas y por eso estoy aquí. Soy una ciudadana que no tiene partido, a quien la oposición le dio la oportunidad de encabezar este proyecto y lo ganamos”.

Alessandra, la feminista

Los últimos años, Alessandra ha abrazado la causa feminista por la historia de su amiga Ana Helena Saldaña, quien fue atacada con ácido y lleva más de 20 cirugías reconstructivas. “En aquel momento eran simples lesiones que no alcanzaban pena (…) Hicimos esa lucha y me abrió los ojos para nunca cerrarlos”.

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Alessandra Rojo de la Vega.

Tras vivir este caso de cerca, Alessandra hizo conciencia de que ella misma era una víctima. “Crecí en una familia tradicional donde las mujeres tenemos que cuidarnos y estudiar algo de mujeres. Fui a escuela de puras niñas y no nos enseñaron a ser aliadas, nos enseñaron a competir, nos llenaron de estereotipos”. Fue hasta ese momento que notó que frases que escuchó en su casa, como ‘Tú tienes que ser bonita’, ‘Tienes que ser calladita’, ‘Compórtate’, no eran correctas y decidió romper con ellas, inclusive “con mi familia y lo que nos enseñaron. Mi papá me decía ‘Estudia Comunicación, no seas abogada porque es de hombres’ y acá es donde tenía que acabar, estaba escrito en mi destino”.

La influencer tiene claro que su origen “privilegiado” es gran motivo de crítica para sus detractores y tiene los argumentos para defender su interés por el bienestar social. “Es muy duro porque somos criticadas y señaladas por las mismas feministas. Hay mujeres con distintos contextos en este país, unas efectivamente marcadas por situaciones de extrema pobreza, distintas ideologías, religiones y tienen que arrancar desde mucho más atrás, tienen menos oportunidades que yo. Yo tuve dónde vivir, dónde comer, una escuela donde estudiar, pero no por eso no tengo derecho a ser activista. Yo no decidí vivir aquí, pero quiero darlo todo por esta causa. He perdido familia, he perdido amigos, comodidad y privilegios por dedicarme a lo que me llena, eso no me hace menos feminista. Utilizar este privilegio para ayudar también es válido”. Ademas, la política quiere dar visibilidad a la violencia que también viven las mujeres con privilegios en México: “Nosotras hemos vivido diferentes tipos de violencia y a veces hasta más calladas por guardar un estatus social o económico por nuestros hijos, porque pensamos que no hay de otra más que aguantar. Yo las he vivido desde que tengo uso de razón, fui acosada y abusada en fiestas. Renuncié a trabajos porque prefierí buscar mi seguridad antes que seguir luchando por un sueño o por desarrollarme profesionalmente. Renunciamos a nuestras vidas y sueños para ponernos a salvo”.

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Alessandra Rojo de la Vega.

Alessandra, la mamá

La comunicóloga se casó en febrero de 2014 con Emmanuel Grey y juntos tuvieron a Martinah, de ocho años, y a los mellizos Lucah y Milah de cuatro. Sin embargo, a finales de mayo de 2022 anunció que ya no estaban juntos. Desde entonces, divide su vida: Es activista, política, mamá divorciada, empresaria y hasta influencer de estilo de vida. ¿Cómo lo hace? “Hay muchas mujeres en la política y en puestos de poder que nos divorciamos o estamos solteras. Debemos avanzar en igualdad de condiciones, los roles entre madres y padres deben ser equitativos. Seguimos encargándonos de todo. Tenemos que hacer mucho en estos espacios para que hagan más fácil la maternidad. Busco hacer una vida más igualitaria, más justa”.

Una educación diferente

Ale recuerda que a ella le tocaba lavar los platos y servirle la comida a su hermano, pero con sus hijos ha roto el patrón. “Elimino los roles de género. Yo lo viví de chica y no quiero repetirlo. Mis hijas juegan futbol; mi hijo sabe que puede ser vulnerable, puede llorar, le hablo del respeto, la violencia y la igualdad entre mujeres y hombres”.

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Alessandra es muy unida a sus hermanos Gabriel y Nunzia.

Su propuesta social

Alessandra ha vivido la disparidad en la responsabilidad y el cuidado de sus hijos con su ex y por ello tiene clara su agenda: “Muchas veces, teniendo privilegios, no sé qué hacer con mis hijos. Deberíamos hacer equipo, pero como la mayoría de las mujeres de este país, me siguen cargando la mano. Necesito ayuda, yo tengo el 100 por ciento de la responsabilidad, viven conmigo, me encargo de su educación, yo los mantengo”, por ello su “gobierno será feminista, mínimo un 70 por ciento de mujeres contra un 30 por ciento de hombres, y no por hacerlos menos; ni los odio, ni voy a dejar de gobernar para ellos, pero las mujeres merecen oportunidades y atender su agenda: implementar guarderías y escuelas de tiempo completo”.

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Los momentos más duros

La política ha enfrentado varios momentos complicados. En lo personal, cuando sus hijos nacieron prematuros en plena pandemia y ella estuvo en riesgo de morir durante el parto. “Perdí la matriz y un ovario, me desangré. Me estaba muriendo. Fue complicado porque mis hijos se quedaron casi dos meses en terapia intensiva en medio de la incertidumbre. Cada día era un reto, es muy doloroso porque te dan malas noticias todos los días”.

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Los hermanos Rojo de la Vega.

En lo profesional, habla de intimidación: “Me han querido meter a la cárcel con argumentos inventados, me han espiado por tres años con abuso de poder y mentiras. No soy delincuente, no soy corrupta, no me robo un peso, no tengo una sola propiedad, no quiero llegar a la política para eso. En su falta de argumentos para poder adjudicarme algún delito, se meten a mi vida personal, con mi familia, ellos nunca han soportado la política. Nos han espiado con toda la fuerza del Estado y, de pronto, ¿a quién le pedimos ayuda? Voy a la Fiscalía y no pasa nada. Me he sentido bastante vulnerada y atacada y sí dan ganas de decir ‘¿Qué necesidad? Mejor me dedico a mi empresa y a ser mamá para estar con mis hijos’, pero no puedo. Cuando una persona encuentra un propósito de vida no hay quien la quite de ese camino; podré llorar, un día lo hago, pido ayuda, voy a terapia, puedo decir ‘Hasta aquí’, pero al siguiente me levanto con más fuerza”.

El atentado… su confesión más personal

La noche del sábado 11 de mayo, Alessandra sufrió un ataque armado mientras se trasladaba en su camioneta. Semanas después, la Fiscalía capitalina detuvo a tres presuntos implicados y, sugirió, que se trató de un “montaje”, mismo que ella ha negado.

“Estaba en una jornada (electoral) muy violenta, presenté 150 denuncias ante las autoridades, ¿crees que ha pasado algo? Por supuesto que no. Cuando pasó esto (el atentado) no me cayó el 20, me cayó al acabar la campaña. En el momento tenía muchas ganas de que agarraran a los agresores. No sé si (a quienes detuvieron) son los agresores materiales. ¿Quién soy yo para determinar?, que lo determinen ellos. Pero, sobre todo, a los intelectuales... ¿qué querían?, ¿asustarme?, ¿callarme?, ¿matarme?, ¿dejar a mis hijos sin madre? En el momento lo dejé pasar, seguí en la búsqueda de justicia, pero no me paralicé. Creo que ahí nos hacemos valientes, el decidir que con todo y el miedo vamos a avanzar. Cuando acabó la campaña, empecé con mucha ansiedad y dije ‘Tengo tres hijos, imagínate que no me vuelvan a ver o que no los vuelva a ver porque me tengo que exponer de esta manera’. Nos enfrentamos a mafias, a gente violenta, a una familia muy poderosa que me acusa de hacer un fraude (electoral), pero digo ‘Ya quisiera tener la capacidad, como ellos, de comprar siquiera un voto, una sola voluntad’, pero no fue así, ganamos con la gente de la mano porque creen en un proyecto. Se vale decir abiertamente que hay que tratar la salud mental, he ido a varias terapias y aquí sigo con mi objetivo. Me da miedo estar en la calle, traer a mis hijos en el coche, no sé de qué sean capaces. No es bonito vivir así, pero vamos a seguir. El miedo no me frena, al contrario”.

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Mónica Piccolo junto a sus tres nietos, hijos de Alessandra.

Alessandra en el amor

En su lucha por la alcaldía, Alessandra no estuvo sola, en plena campaña encontró a un buen compañero: Fabián.

“Sí hay una persona que me ha acompañado desde hace varios meses, se la ha rifado conmigo, ha aguantado buenas y malas porque se han metido con él también. En la campaña ya no hallaban ni cómo tumbarme y a falta de argumentos se meten en mi vida personal. También le tocaron muchos ataques y mis respetos porque aguantó, no cualquiera, qué necesidad. Fabián me ha acompañado varios meses en ese camino, no sabemos qué vaya a pasar, pero disfrutamos del presente y lo que tenemos hoy que es algo sincero y en equipo. Hoy en día lo que busco es un equipo, una persona que me dé paz, que respete mi carrera, que me entienda, que me vea triunfar y le dé gusto porque mi prioridad es esa, servir a la gente, y hacia allá voy. No podría tener una pareja que no respetara eso, que no me dejara crecer, que no aplaudiera cada uno de mis logros, que no estuviera conmigo en cada uno de mis momentos, me parece que Fabián ha estado en varios malos momentos, pero disfrutamos el presente y tampoco hay un tema de planes a futuro ni nada.

¿Piensa en boda?
“No lo sé, yo creo que ni lo pienso porque hoy estoy metida completamente en mi tema profesional y en darle lo mejor a mis hijos… no me lo he preguntado, no sé si me volvería a casar.

El México que Ale sueña

“Sueño un México justo, libre, en paz; un México para todos y todas sin polarización, sin más violencia y sin más odio”.

El reto al frente de la Cuauhtémoc

“Mi reto personal van a ser mis hijos en este trabajo 24/7, me sabré organizar. En lo profesional, la Cuauhtémoc es un reto: es una alcaldía abandonada, la número uno en inseguridad desde hace 10 años por número de habitantes, con más delitos, robos, tres mujeres son violadas al día. Será un reto coordinarme con el gobierno central por la diferencia de posturas, pero estoy en disposición de encontrar coincidencias y dejar atrás las campañas electorales y enfocarnos en el bien de la gente; en mí están los brazos abiertos para que así sea con la próxima jefa de gobierno y la próxima presidenta. La gente se lo merece, busca un cambio”.

¿Alessadra buscaría la presidencia?

Hoy tenemos a la primera presidenta electa de México, lo que acaba con el camino para las mujeres en la política, ¿Alessandra ha soñado con ello?

“Es una pregunta que nunca sé contestar porque soy de vivir el presente, ni siquiera quiero definir qué voy a hacer en tres años, creo que eso ha causado muchos problemas en los gobernantes, pensar en lo que sigue te quita del presente, de los resultados que quieres entregar día a día. Yo hoy quiero estar en la Cuauhtémoc, quiero hacer el mejor gobierno de la historia de la alcaldía, que proteja la vida de las mujeres, de eso me voy a encargar yo personalmente, que el corazón de México vuelva a brilla, vuelva a tener colores, alegría, tranquilidad, paz. En eso voy a enfocar mis días, no sé qué venga y no me interesa, eso ya lo definiremos después. Seguramente seguiré sirviendo a donde quiera que me lleve el destino, si es un puesto político bienvenido, si es de la sociedad civil como muchos años ha sido, también. De lo que sí estoy segura es de que seguiré ayudando a las mujeres para que en este país vivamos libres de violencia".

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