La cuenta regresiva llegó a su fin. Tras cinco años de ausencia en los escenarios musicales de la capital mexicana y tres meses de espera desde que inició su gira en Argentina, Luis Miguel brilló una vez más y de qué manera.
Durante 95 minutos, el astro de la música demostró por qué sin lanzar a la venta desde hace seis años un nuevo disco, sin hacer promoción en espectaculares de su Luis Miguel Tour 2023, sin ser una personalidad usualmente activa en redes sociales ysin conceder entrevistas a medios de comunicación, sigue siendo el rey.
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Luis Miguel vuelve a brillar en la Ciudad de México
Fue a las 21:05 horas cuando en la Arena Ciudad de México inició el primero de siete conciertos que Luis Miguel ofrecerá en la Arena Ciudad de México. Tras la proyección de una retrospectiva de sus más de cuatro décadas de trayectoria artística y la imagen de un sol naciente, el ídolo arribó al escenario encima de una plataforma para arrancar su espectáculo con Será si no me amas.
En ese momento, la euforia de los más de 20 mil asistentes estalló en todos los rincones del recinto que LuisMi inauguró hace 11 años. Fue un público variado, había jóvenes, adolescentes, niños, niñas y, sobre todo, contemporáneos del artista que desde temprana hora de este ‘lunes de puente’ ya estaban a las afueras del foro a la espera de que las puertas se abrieran tan sólo para verlo, ya después para disfrutar de su espectáculo.
Unos cuantos segundos fueron suficientes para poner de pie al público que no volvió a ocupar su asiento a lo largo de la velada. Con teléfono celular en mano, todos permanecían atentos buscando captar cada detalle de su artista favorito que para la segunda canción Amor, amor, amor, ya cautivaba con sus característicos movimientos de cadera y aquel sex-appeal que, al paso del tiempo, continúa conquistando generación tras generación.
Suave, de los temas favoritos de su hija Michelle Salas, continuó en la lista del astro de 53 años que, como ya es costumbre, lució impecable con traje negro, su sonrisa enigmática y su inigualable personalidad y talento que, de acuerdo con la crítica especializada, lo hacen único e irrepetible como artista.
Culpable o no fue el pretexto perfecto para que aquel coro monumental de personas frente a él lo acompañaran a todo pulmón en cada estrofa, en cada suspiro y en cada sueño inconcluso de amor y, entonces, El Sol no hacía más que sonreír. “¡Viva México!”, exclamó el ídolo para después continuar con Te necesito y luego con aquella imperdonable que a más de uno le saca una lágrima y con dedicatoria especial: Hasta que me olvides.
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Luis Miguel pone eufóricas a sus fans
Después de Dame, Luis Miguel inició el segundo set de su repertorio. Ahora tocaba oportunidad a un medley de boleros compuesto de un homenaje al fallecido cantautor Armando Manzanero, a través de Por debajo de la mesa, No sé tú y Cómo yo te amé.
De aquel memorable álbum Segundo Romance (1994) hubiera sido imperdonable no incluir Solamente una vez, Somos novios, Todo o nada y Nosotros que, sin lugar a dudas, llegaron al corazón de muchos ahí presentes, pero también al dolor latente de aquel recuerdo fallido en el amor.
Transcurrida una hora de su show, llegó la oportunidad de rendir otro tributo, ahora a dos de sus máximos ídolos musicales (y sí, porque los grandes artistas también tienen a sus favoritos): Michael Jackson y Frank Sinatra. Luis Miguel lo hizo a través de Sonríe y Come fly whit me, respectivamente. Ésta última la grabó en el disco Duets II para celebrar los 80 años de quien fue considerado como el mejor cantante del siglo XX.
Juan Carlos Calderón fue otro de los compositores de cabecera del cantante y piedra angular de algunos grandes éxitos que construyeron su carrera, por lo que, como tal, tenía que recordarlo a través de Un hombre busca a una mujer y Cuestión de piel. En este tema, Micky tomó un dron de la producción para enfocarse a sí mismo en las pantallas gigantes y, para ese entonces, los asistentes ya estaban más que satisfechos con la seducción de su voz y su música; sin embargo, aún faltaba más.
El ídolo de fama mundial, vendedor de millones de discos, ganador de infinidad de premios se apresuraba a mostrar sus dotes sobre la pista. Acompañado de dos de sus músicos, entre ellos el gran Kiko Cibrián, mostró sus mejores pasos de baile, de nuevo con ese movimiento de pelvis que enloquece a las mujeres y con el que reafirma su título de conquistador.
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Luis Miguel hizo un recorrido por casi todos sus éxitos
Para rememorar la gloriosa década de los 90, con su recién ingreso a los veintitantos años, en el programa continuó el set Amante del amor, integrado por Fría como el viento, Tengo todo excepto a ti y Entrégate, enmarcados por las luces de celulares que, desde las gradas, iluminaban al artista sobre el escenario, lo mismo que la pulseras led que fueron repartidas al público antes de ingresar al recinto.
El mariachi es una característica en los conciertos de Luis Miguel y esta noche tampoco podía ausentarse. La bandera de México fue proyectada en las pantallas laterales y centrales del escenario, al que arribó un ballet regional mexicano pero también elementos del tradicional mariachi que tras una breve introducción después entonaba La Bikina. “¿Cómo dice mi gente?”, preguntaba El Sol que, con un vestuario más informal y también de color negro, cerraba ese segmento con La media vuelta mientras ocurría una lluvia de listones de papel en colores verde, blanco y rojo.
Fue entonces el tiempo ideal para viajar un poco más al pasado, justo a la adolescencia de LuisMi y a los recuerdos imborrables de todos con No me puedes dejar así, Palabra de honor y ya en su etapa juvenil, uno de sus máximos éxitos: La Incondicional. Para este momento, la voz del artista ya se percibía agotada, se le oía ronco y dejaba algunos huecos en la letra que continuaban sus tres coristas.
Y no es para menos el desgaste vocal en su interpretación, a la fecha suman casi 50 conciertos de su gira y cabe recordar que viene recuperándose de una fuerte faringitis que padeció durante su estancia en Chile.
Te propongo esta noche fue el pretexto perfecto para lanzar sus tradicionales pelotas gigantes al público que mientras jugaba con ellas, Luis Miguel cantaba Ahora te puedes marchar, La chica del bikini azul (con lentes oscuros) e Isabel. “¡Vamos arriba, arriba México!”, decía en su poca interacción con sus seguidores y, así, llegó el final.
Al concluir Cuando calienta el sol, las más de 20 mil personasle pedían una más pero aquel espectáculo que para algunos valió la pena pagar cada peso sin considerar si fue excesivo en su precio o no, ya había terminado.
El cantante lanzaba besos arriba, abajo y a los costados para despedirse de todos recorriendo todo el escenario. “¡Gracias!”, decía un Sol sonriente e inmensamente feliz. Abrazaba a seis de sus más de 20 músicos y ya tenía que irse, no sin antes acercarse a una niña de moño rojo que besó su mejilla.
"Hasta pronto, Luis Miguel", le decían sus fans y la promesa de regresar se cumplirá la noche de este martes cuando El Sol vuelva a brillar como ya es su costumbre, como nunca y para siempre.