Sofía es hija del productor José Alberto 'El Güero' Castro, uno de los más prolíficos de la industria televisiva en México, y de la actriz Angélica Rivera, quien protagonizó emblemáticos melodramas como La dueña o Destilando amor. También fue primera dama del país durante el último sexenio que gobernó el PRI. Como actriz, Sofía ha seguido los pasos de sus padres y ha hecho carrera en las telenovelas. Debutó a los 14 en Teresa y ha participado en proyectos televisivos como El hotel de los secretos y Vino el amor; así como una aparición en Luis Miguel, la serie. Ahora se encuentra trabajando en el remake de El maleficio.
EXCLUSIVA: Sofía Castro y Pablo Bernot se van a casar y nos cuentan TODO
¿Quién es Pablo Bernot, novio de Sofía Castro?
Pablo Bernot es heredero de una de las empresas de Cuernavaca, Morelos, con mayor tradición familiar: Las mañanitas, un exclusivo hotel, restaurante y spa que ha tenido entre sus huéspedes y comensales a figuras como el fallecido Duque de Edimburgo, Juan Gabriel, Luis Miguel, Salma Hayek o Bono, vocalista de U2. La empresa familiar fue legado de su abuelo materno, quien creó el oasis en “la ciudad de la eterna primavera” en 1955 y que pasó a sus padres Rebeca y Francisco. Hoy, junto a sus hermanos Diego y Francisco, llevan las riendas del lugar donde Pablo funge como director de nuevos proyectos.
La historia de amor de Sofía Castro y Pablo Bernot
NO FUE AMOR A PRIMERA VISTA
“Desde el mes uno me dijiste que te querías casar”, la delata Pablo. “No seas mentiroso”, revira ella y se ríen. Ellos se conocieron una década atrás, pero, en 2019, él la alcanzó en Fashion Week de Nueva York y ahí comenzó su historia de amor. La pareja mantuvo su relación en un bajo perfil hasta que el 7 de septiembre, como la canción de Mecano, ella publicó un mensaje de aniversario donde hacía oficial el noviazgo. “Me has enseñado que el amor sí puede ser bonito y que si se hace equipo todo se puede […] Te amo infinito”.
Como si fuese una plática que han tenido en otros momentos, ambos tienen una contundente frase para explicar cómo es que llevan cuatro años juntos: “Trabajando día a día, escogiéndonos día a día”. “Creo que es la parte más importante”, dice Pablo.
Como toda pareja, la actriz y el empresario han tenido crisis. “Ha estado duro, [han sido] dos o tres fuertes”, nos confiesa ella, sin embargo han sabido sobreponerse y, sin afán de dar fórmulas para una relación exitosa, Pablo sí encuentra las claves para ello: “La comunicación, confianza, paciencia, respeto y tratar de entendernos. También creo que las peleas nos han ayudado a evolucionar la relación”. Sofía confirma esta última aseveración: “La gente piensa que todas las relaciones son perfectas y si uno se pelea ya es un fracaso. Eso no es verdad”.
Pablo borró sus cicatrices
Sofía tenia una vida “normal” hasta que a finales de 2012 hizo sus maletas para mudarse a Los Pinos. Su mamá se había casado dos años antes con Enrique Peña Nieto, en ese momento nuevo presidente de México, y con ello convertía a sus hijas en parte de la “primera familia” del país. Entonces su vida dio un giro de 180 grados: se volvió objeto del escrutinio público y blanco de críticas, persecución de paparazzi y víctima de body shaming.
En una entrevista previa, Sofía confesó el sufrimiento y el golpe a su autoestima que trajeron consigo los ataques. Sin embargo, nos revela, en ese momento llegó Pablo a su vida y pudo revalorarse. “La verdad es que es un gran hombre. Esto nunca lo he platicado: cuando empecé a andar con él, no estaba muy bien emocionalmente, creo que me sacó de un hoyo en el que estaba en muchísimos aspectos, me impulsó a ser mejor, a ser más segura, a confiar mucho más en mí. Siempre está apoyando mucho y, sobre todo, nunca me ha dicho ‘o formar una familia o tu trabajo’, y es algo que le agradezco. Así como lo ven de grandote tiene tan grande su corazón, es noble, generoso y siempre esta ahí”. Además, Sofía ha tomado “muchas horas de terapia” y ha vivido un largo proceso de sanción. “Tienes que trabajar la autoestima todos los días y sí, fueron etapas muy duras de mi vida, pero tuve el apoyo de mi familia. La autoestima es de uno, pero es muy importante que tu pareja te impulse. Sanó todas mis heridas, quitó todas las cicatrices y me enseñó lo que es tener una vida estable y me dio la contención que en ese momento necesitaba”.
El compromiso de Sofía Castro y Pablo Bernot
EL ANILLO QUE ELLA SOÑABA
¿Cómo se escoge un anillo de compromiso? “Te juro que es de lo más difícil”, responde Pablo sin dudar. ‘¿En dónde lo compraste?’ ‘¿Qué consejo me darías?’, fueron algunas de las preguntas que resolvió con amigos de sus hermanos que ya habían entregado el anillo y hasta con su papá. “Es acercarte a las personas que te dan mayor confianza y te guíen; es un proceso bien bonito”. Él quiso diseñar el anillo, dibujó la argolla y la churumbela y para ello siguió algunas de las pistas que Sofía fue dejando en el camino. Al final Pablo escuchó lo que ella quería.
Pablo tenía el anillo e iría ese fin de semana a Los Ángeles. Llamó a un fotógrafo que captaría el momento y sería el elemento decisivo y pensaba que “si se acomodan los astros lo daré y si no pues, bueno, a ver qué pasa. Era algo que los dos ya queríamos, yo tenía que dar el primer paso”, cuenta el empresario.
Para sentirse cómodo, él llevó la situación a su terreno. Le gusta correr, así que una mañana de hiking en el Parque Griffith en el distrito Hollywood Hills , fue el escenario perfecto. “Estuvo bien padre, estábamos solo nosotros con ropa de ejercicio. Fue de nosotros nada más, no había nadie más”, dice Sofía. Llegaron a un punto de estas montañas desde donde se alcanza a ver el Hollywood Sign. Ella quería tomarse una foto y él le insistía que no había tiempo, que debían bajar ya. Le señaló un camino lleno de piedras por el que bajarían con dificultad, de sentón. En un punto, Pablo le dijo que le dolía una rodilla y ella se preocupó porque antes se había lastimado por el triatlón que practica.
Estuvieron ahí por casi 45 minutos y Sofía comenzó a preocuparse. Pedir auxilio, ayudarlo a bajar y después ir al doctor, todo pasó por su mente menos lo que estaba a punto de ocurrir.
Apareció un señor que aseguraba tomarle fotos a las parejas y preguntó si podía hacerles unos retratos. Sofía seguía sin sospechar. Un dron voló y ella no supo en qué momento debía sonreír. Pablo se movió y, cuando volteó, ahí estaba, hincado con el anillo en las manos. “Entré en shock, literal. Lo abracé y nos empezamos a besar. Me pone el anillo y yo ‘Amor, pregúntame’, estaba tan nervioso y rojo, rojo. Y ya me dijo: ‘Mi amor, quiero estar siempre contigo... ¿te quieres casar conmigo?’, dije que sí y me solté a llorar. Me urgía hablarle a mi mamá”.
En la costa opuesta, en Miami, Angélica Rivera estaba en el salón de belleza. Sofía le llamó y le pidió salir para enseñarle el anillo sin que nadie se enterara. “Siempre les preguntaba a mis amigas a quienes les daban anillo por qué a la primera que llaman era a su mamá. Te juro que es algo natural, lo que quería era contarle”.
La mamá de Pablo ya sabía lo que pasaría esa mañana, pero tuvo que esperar a que Sofía terminara de hablar con su hermana Fernanda, que no dejaba de llorar, a que Regina, la menor de las Rivera, asimilara la noticia con la que prácticamente la sacaron de la cama, y que otras amigas, por la hora, recibieran la buena nueva envueltas en una toalla. Todas las reacciones lanzadas en cada videollamada quedaron capturadas en una grabación, incluso la de la suegra de Sofía, quien tampoco paraba de llorar cuando le tocó su turno de felicitar a los futuros esposos.
“Pablo se enfocó mucho en lo que yo quería. Lo que pasó, lo que sentimos él y yo, quiero que vuelva a pasar, volver a sentirlo. Habrá otro tipo de sentimientos: el día de la boda, el que tengamos bebés… Pero ese momento de estar él y yo fue mucho mejor de como yo lo soñé”.
A la mañana siguiente de la entrega del anillo, se fueron a Disney. Cuando Sofía despertó, estaba en shock. Vio su mano y dijo: “Estoy comprometida”. Seguía recibiendo los mensajes de sus hermanas y su mamá comenzó a enviarle fotos de cada vestido blanco que encontraba.
A “El Güero” y a “La Gaviota” se les casa la primera
Alberto y Angélica han sido papás muy presentes en la vida de sus hijas a pesar de que se divorciaron en 2008. Incluso son tan amigos que los hemos visto pasar navidades juntos. “Yo creo que mi papá está en shock, nada más fue de “Ay felicidades” y luego me dijo mi mamá que él le habló y le dijo: “‘Güera’, se nos casa la Sofi”. Pero fue el primero que me acompañó a buscar vestidos. Ahorita que nos fuimos a grabar a Nueva York, hice cita para una tienda de vestidos de novia, entonces me acompañó él antes que mi mamá. No sabía cómo reaccionar, quería llorar y emocionarse, me tomaba fotos, le mandaba fotos a mi mamá, fue muy bonito”.
Conocemos a Angélica y a Alberto como figuras públicas y papás, pero ¿cómo son en el papel de suegros? “Se han portado conmigo de maravilla, puedo presumir que tengo unos grandes suegros, la verdad. Agradezco muchísimo el cariño que me han dado”, confesó Pablo. “El consejo más grande que me dieron mis papás fue que esto es de dos, que no debemos deja que opinen y que a partir de ahora las decisiones las tomamos él y yo”, nos dice la mayor de las Castro Rivera.
La boda de Sofía Castro y Pablo Bernot será a su estilo
El primer paso está dado. ¿Cómo van los preparativos?: “Estamos tomando decisiones de dónde nos queremos casar. Ahorita lo único que hemos hecho es buscar wedding planner. Creo que ya decidido eso, sale lo demás”, piensan. Y es que lo único claro que tienen y ambos coinciden, es que quieren que esté la gente que aman, sus amigos y, obviamente, tequila. Claro que se están pidiendo opiniones y consejos, pero la decisión solo será de ellos. “A la gente si le gusta o no, nos da igual; queremos que lleguen a la boda y quede claro que se están casando Sofía y Pablo. Tenemos cosas en común, nos gustan cosas raras y justo queremos eso, que sea una boda muy única, hacer una combinación de lo que Pablo quiere y lo que yo quiero”.
De la lista de invitados aún es muy pronto para hablar de ella. No se están predisponiendo a la dimensión del evento ni el número de invitados: “que pase lo que tenga que ser, vivir el proceso”. Lo cierto, coinciden, es que no desean tener invitados de relleno. “Siempre dicen que el vestido te escoge y que lo sientes. Me voy pronto con mi mamá y con mis hermanas a ver vestidos, seguramente sí voy a tener cambios durante el evento”, nos cuenta Sofía. Sobre las damas de honor, no tiene dudas: serán sus hermanas, sus amigas de la escuela y las actrices Renata Notni, Fabiola Guajardo e Irina Baeva. Al preguntarle si Paulina y Nicole Peña tendrán algún papel especial el día de la boda Sofía nos responde: “Ya verán en la boda, no quiero spoilear nada”.
¿LE ENTRARÁ PABLO AL SHOWBIZ?
“¿Quién sabe qué va a pasar cuando salga está exclusiva?”, piensa la actriz. Él poco a poco va acostumbrándose a la fama, pero sigue prefiriendo mantenerse al margen.
“Ha sido algo nuevo, algo diferente para mí. La verdad es que yo mantengo mucho mi privacidad. Respeto su trabajo. Cuando me dice “Oye, acompáñame a una red carpet”, le digo “desfila tú y yo te espero de un ladito” y ya estamos juntos en la fiesta. A veces es divertido. tiene sus cosas buenas y sus cosas malas”. “También es agradecerle a Pablo que se haya subido a este barco que, para alguien que no se dedica a esto, de repente puede ser abrumador y sofocante, pero es todo un modelo cómo pueden verlo en las fotos”, bromea la actriz.
Después de casados, su base será la CDMX. Desde aquí, Bernot se desplazaría muy rápido a Cuernavaca y Castro podría continuar con su rutina. También se han planteado la idea de moverse a Los Ángeles, él motivado por la posibilidad de estudiar una maestría en paisajismo y ella continuar con su carrera o, por qué no, ir a Miami, donde vive Angélica.
¿Bebés pronto? Para nada. “En cuatro o cinco años…”, responde sin pensarlo Pablo. Queremos que ella se siga desarrollando en la parte profesional y yo también tengo ciertos proyectos en mente y pues sabemos que cuando vienen los hijos las cosas cambian. Sofía está muy chica y yo también, entonces yo creo que podemos aguantar”.