A casi un mes de la muerte de su mamá, Andrea Legarreta continúa de luto y asegura que no ha sido fácil levantarse todos los días sabiendo que ella no está, pero saca fuerzas de donde más puede para seguir adelante.
Isabel Martínez murió el pasado 30 de julio a los 81 años tras una intensa lucha contra la fibromialgia. Su familia la encontró “dormida” en su cama, según contó la conductora en aquel momento.
“La gente piensa que a lo mejor con el día a día vas a estar mejor, y al final te vas adaptando a cómo seguir viviendo, y a reconstruirte, pero no, el día a día para mí ha sido todavía más duro en el sentido de que la extraño más, me estoy dando cuenta que de verdad no la voy a tener físicamente y es muy duro”, platicó Andrea Legarreta a la prensa que la esperaba afuera de Televisa.
Confesó que en ciertos momentos tiene miedo y siente que vuelve a ser una niña que necesita de su mamá. Sin embargo, ella cree que doña Chabelita, como le decían de cariño, sigue aquí y se manifiesta de alguna manera para decirle que está bien.
“Tengo una mascada de ella que usaba mucho, que tiene su olor. La huelo todos los días, cierro los ojos y me imagino que la estoy abrazando, y sí, de pronto me dice la gente ‘va a haber señales’. Alguna vez pasó algo que me conmovió mucho, que fue muy bello, que sí lo veo como tal, pero no importa la edad que tengamos nosotros y la edad a la que ellos se hayan ido, al final siempre nos faltan, y ella me hace mucha falta”, declaró la presentadora del programa Hoy.
Relató que tiene unas tarjetas del alma que alguien le regaló y cada una tiene un dibujo y un tema distinto que te ayuda a reflexionar en el día a día.
“Cuando llegué a casa después de haber ido a Acapulco, cuando murió, en la noche saqué una tarjetita, y la tarjetita tenía un pájaro rojo sobre unas ramitas y el mensaje era muy bello, tenía mucho que ver con la vida y la muerte, y sobre todo con el amor”, dijo.
Al día siguiente, se levantó y se recostó de nuevo, pero sintió que algo le decía que abriera la ventana. “Cuando abro mi cortina, justo en mi jardín, había un pájaro rojo sobre una base de metal, y no dejó de estar ahí más de 7 u 8 días. Aquí (en la ciudad) no es tan común un pájaro rojo”.
Andrea platicó que su mamá dejó pasar algunos días para volver a manifestarse de la misma forma y pese al dolor que siente, sabe que ella está bien.
“Yo ya no lo veía, no sé si iba, pero yo ya no lo veía. Hicimos una misa para mi mamá el sábado pasado, estaban los hermanos de mi mamá; mi papá y yo estábamos en la cocina, preparándonos para irnos, y de repente volteo y lo veo (al pájaro rojo). De pronto uno, tal vez al extrañar, prefiere agarrarse de eso y pensar que sí es verdad, que sí es un mensaje y yo me quedó con que sí es un mensaje”, concluyó.
