Charlize Theron ya no está interesada en transformar su cuerpo para interpretar algún personaje en el cine.
La ganadora del Oscar, de 48 años, declaró que su cuerpo todavía siente los efectos secundarios que le provocó el drástico cambio de peso a lo largo de los años, como cuando tenía que modificar su aspecto físico para ciertos papeles.
“Nunca volveré a hacer una película y decir: 'Sí, ganaré 40 libras'. Nunca lo volveré a hacer porque no te lo puedes quitar”, dijo Charlize Theron en entrevista para la revista Allure . “Cuando tenía 27 años, hice Monster, perdí 30 libras, como de la noche a la mañana. Me salté tres comidas y volví a mi peso normal”.
La actriz obtuvo un Oscar a la mejor actriz por la exitosa película de 2003, Monster, que protagonizó junto a Christina Ricci .
Charlize dijo anteriormente que pudo perder fácilmente el peso que había ganado para la película, pero dijo que ahora es casi imposible hacerlo.
Después de aumentar más de 20 kilos para su película Tully de 2018, Theron reveló que no pudo recuperar su peso anterior.
“Luego lo hice a los 43 años para Tully, y recuerdo que un año después de intentar perder peso, llamé a mi médico y le dije: 'Creo que me estoy muriendo porque no puedo perder este peso'. Y él me dijo: 'Tienes más de 40 años. Cálmate'. Tu metabolismo ya no es el que era. Nadie quiere escuchar eso”, compartió.
Además, hablando de su personaje en Tully, Charlize Theron dijo que se “deprimió” mientras intentaba transformarse en el personaje.
"Gané cerca de 50 libras para esta película", le dijo a Entertainment Tonight en ese momento. “Quería sentir lo que sentía esta mujer, y creo que esa era una manera de acercarme a ella y adoptar esa mentalidad”.
“Sabes, fue una gran sorpresa para mí. La depresión me golpeó bastante en la cara. Sí, por primera vez en mi vida comía tantos alimentos procesados y bebía demasiada azúcar. No fue tan divertido estar presente en esta película”, explicó.
Theron dijo que si bien las "primeras tres semanas siempre son divertidas", aumentar de peso después de la tercera semana ya no lo es tanto". "De repente, terminas de comer esa cantidad y luego se convierte en un trabajo", señaló.
“Recuerdo que tuve que poner la alarma en medio de la noche para simplemente mantener (el peso). Literalmente me despertaba a las dos de la mañana y tenía una taza de macarrones con queso fríos justo a mi lado. Me despertaba y simplemente me lo comía… simplemente me lo metía en la garganta. Es difícil mantener ese peso”, añadió.
