José María Fernández ‘El Pirru’, el viudo de Mariana Levy , acusó a su hijo, José Emilio Fernández, de vender notas para poder vivir.
En una entrevista con la periodista Inés Moreno, el arquitecto contradijo al joven, quien aseguró que su papá nunca contribuyó con los gastos de la casa en la que actualmente vive. Además, lo acusó de hacer fiestas “donde corría de todo” y hasta de “victimizarse” con el fin de conseguir dinero.
“Toda la familia lo hemos cobijado siempre y en especial a Emilio porque siempre ha sido el que más ha victimizado su vida de alguna manera, con las maestras, con Talina, con Ana Bárbara, con todo mundo. Yo tengo cinco hijos y a todos los he tratado igual”, declaró Fernández.
“Me acaban de decir que se va a Miami todo pagado con El Gordo y la Flaca; él debería estar estudiando y trabajando. Yo le pagué tres preparatorias diferentes y los tres años los perdió porque nunca asistía. Él se dedica a hacer notas para venderlas, le encanta el dinero fácil, no como a todos los que trabajamos para vivir”, puntualizó.
Sobre los motivos que fracturaron la relación con su hijo, José María declaró que desde los 17 años, Jose Emilio “ya estaba pensando cómo se iba a gastar la herencia” que le había dejado Mariana Levy, situación por la que empezaron a tener problemas.
“En ese año tuvimos muchas fricciones. Tuvimos un pleito fuerte y él decidió irse e hizo un rol por varias casas; él dice que no, pero vivió con su hermana María, con Gabriela y con Talina, pero de todas salió mal porque en cada casa había reglas y a él no le gusta nada que tenga que ver con reglas, responsabilidad y valores”, recalcó.
El Pirru contó que fue entonces cuando su hijo le pidió regresar a su casa y él aceptó a cambio que el joven firmara “un acuerdo de convivencia” y le cediera los derechos de la propiedad de Cuernavaca que compartía con su hermana Paula.
Sin embargo, afirmó que “de un día para el otro”, José Emilio le pidió “que se fuera de su casa”.
“Llegó y me dijo ‘Ya quiero que te vayas de mi casa porque ya voy a cumplir 18 años y hemos decidido entre todos venderla’, pero aquí hay un punto importante porque él dice ‘Me corrió, me abandonó’ y eso no es verdad, el que me corrió fue él y sí, implícitamente hay un abandono, pero no porque yo hubiera querido. De hecho, yo lo invité a la nueva casa y su respuesta fue que él se iba a quedar a defender su casa y él tenía que estar ahí”, aclaró.
“Me corrió literalmente y me corrió exactamente un día antes de que se tuviera que hacer el pago de una multa, lo cual sí, efectivamente, si no se liquidaba había un arresto de 72 horas, pero esto es un tema civil que no tienen nada que ver con una orden de aprehensión (…) pero yo jamás recibí una orden de desalojo y tengo entendido que se hicieron tres y alguien de la casa las firmó, pero no se me notificó. Me dijo: ‘Tienes 24 horas para sacar todas tus cosas de mi casa’.
El arquitecto manifestó que fue hasta 2016 que comenzó a vivir en el Fraccionamiento de Cuernavaca, pero en la casa de la que él tenía posesión y de la que él seguía pagando gastos internos.
“Pasaron dos o tres años sin que el fraccionamiento me dijera nada porque era evidente que esa parte del mantenimiento, que digamos, cuando fallece el propietario queda congelada y es un adeudo que se trata exclusivamente con los albaceas. Por ahí se maneja una cantidad de un millón 200 mil pesos, pero es absurda porque en Morelos la ley establece que solo te pueden cobrar un máximo de 7 años atrasados (…) pero al cortar todos los servicios, solo se debe año y medio”, dijo.
