Anahí, en la cima con RBD, rompiendo récords y sin miedo a crecer

Anahí, en la cima con RBD, rompiendo récords y sin miedo a crecer

Apareció en Chiquilladas, su primer proyecto laboral, en 1985, cuando tenía apenas dos años. En corto: lleva el 95 por ciento (¡no- ven-ta-y-cin-co!) de su vida en el circuito de la fama. Y, a diferencia de otros “niños actores”, ella ha sorteado el estrellato con gracia y maestría. A Chiquilladas le siguieron novelas como La telaraña y Ángeles sin paraíso y un primer protagónico en Primer amor... a 1000 x hora. Sin embargo, fue su papel de Mía Colucci en la tele- novela juvenil Rebelde la que la llevó a las ligas mayores. Era muy comúnn ver a las adolescentes de la primera década de los 2 mil vestirse como ella y replicar sus icónicas frases como: “huele mi shampoo” o “¡qué difícil es ser yo”. Sí, Anahí marcó a toda una generación. De Rebelde se desprendió la banda RBD que ENLOQUE- CIÓ a los pubertos y niños de la época, y con la que Anahí –junto a Dulce María, Maite Perroni, Christian Chávez, Poncho Herrera y Christopher Uckermann– se convirtió en la superestrella teen.

El 21 de diciembre de 2008 la agrupación ofreció su último concierto en Madrid y se despidieron su público entre lágrimas de agradecimiento y tristeza; los RBD’s estaban listos para enfrentar nuevos retos individuales. Anahí continuó con algunos proyectos como actriz y le dijo adiós a la televisión con un papel estelar en la teleno- vela Dos Hogares, al lado de Sergio Goyri y Carlos Ponce. También se lanzó como solista y sus sencillos “Mi delirio” y “Me hipnotizas” alcanzaron los primeros lugares en las listas de popularidad.En 2012, conoció a Manuel Velasco (exgobernador de Chiapas) por un amigo en común. Después de poco más de dos años de una discreta relación, la pareja se casó en la Catedral de San Cristóbal de las Casas.

La cantante tomó la decisión de ponerle una pausa a su carrera artística para formar una familia. Alejada de los escenarios y los foros de grabación, pero cerca de sus fans, lanzó una canción dedicada a Manu, su primogénito, y un libro sobre su experiencia en el embarazo y la maternidad. Anahí ya era mamá.

Hoy el regreso de RBD es una realidad y casi dos décadas des- pués de que este proyecto iniciara, el grupo se despedirá para siempre de los escenarios con más de 50 fechas vendidas en Es- tados Unidos, Colombia, Brasil y México (donde hicieron sold out).

En breve empezará la gira más importante de tu carrera. ¿Qué estás haciendo para prepararte?, ¿cómo lo compaginas con dos hijos?
¡Es un momento mágico! Muy especial, totalmente inespera- do. Realmente no estaba en mis planes, pero cuando algo es tan fuerte el universo conspira y por más imposible que parezca, pasa. Los hijos son nuestro reflejo. Si ellos me ven feliz sé que lo van a gozar conmigo.

El reencuentro de RBD rompió récords impensables, ¿te imaginaste alguna vez que tendrían este éxito?
Nunca. ¡Nunca pensé que pasaría y menos que pasaría así! Esto nos tiene en shock a todos. Daremos todo el corazón, de eso pueden estar seguros. En lo personal, les puedo decir que hoy mi alma solo fluye con todo el amor y daré lo mejor de mí en cada concierto.

Cuéntanos cómo se dio el reencuentro, ¿de quién fue idea, cómo se decidió todo?Todo este tiempo siempre había de alguna forma acercamientos, pero nunca se podía concretar. Todos teníamos vidas muy diferen- tes. Pero de pronto todo se dio de una manera tan increíble que fue imposible pararlo.

¿A qué crees que se deba el fenómeno RBD?

¡RBD vuela solo ! Nosotros solo somos el enlace: representa a toda una generación sin límites y sin fronteras. Hoy esa generación somos adultos llenos de nostalgia ansiosos por abrazar a nuestro yo del 2008 y decirle ‘aquí estamos para darnos ese abrazo que quedó pendiente’.

¿Qué es lo qué más te emociona de los conciertos y lo que más miedo/nervio te da?¡Me emociona todo! Siento un amor absoluto por cada uno de los RBD, por cada persona que ha comprado un boleto para ver- nos. A todos esos sueños que vivimos juntos y a los que se quedaron en el camino también. El miedo no cabe en este tour. Es solo amor, amor y amor.

Este mes cumples 40 años. ¿Cómo te sientes? Completamente agradecida. Orgullosa de la mujer que soy. Agradecida también por todo lo que pasé y viví desde muy chiquita que hoy me hace ser quien soy. Con todos los defectos del mundo, pero también con muchas virtudes que reconozco y abrazo cada día. Le doy gracias a la vida por cada día , por cada suspiro.

A punto de cumplir 40 ¿sientes que ahora eres más liberal, que ya no te asustas fácilmente?
Ahora me asusto mucho más. Pero soy mamá de dos niños de 3 (Emiliano) y 6 años (Manuel) y cada día de mi vida soy la mujer más valiente del mundo por ellos. El otro día Manuel me dijo, “guau mami, tú no le tienes miedo a nada”. Si tan solo supiera... Pero no te imaginas lo que esas palabras llenaron mi corazón. Me dieron toda la fuerza.

¿Qué opinas de la presión que hay por ser forever young, especialmente en las mujeres?
Creo que está en nosotras cambiar el sentido de crecer, de envejecer. Cuando nosotras nos veamos con amor absoluto, nos dejemos de juzgar tanto y de juzgar a las demás, pienso que ese día todo cambiará.

¿Te gusta cumplir años o preferirías parar el tiempo?

Me encanta cumplir años. Siempre me ha encantado y en este momento de mi vida, ¡me gusta mucho más! Ya no tengo que convencer a nadie de nada. Ya no me quita el sueño ni un poquito lo que pueda alguien pensar de mí. Pasé casi toda mi vida siendo juzgada por absolutamente todo y permití que eso me lastimara a grados extremos. Hoy sé que hablamos de los demás desde lo que somos nosotros mismos. Solo podemos dar lo que tenemos dentro.

Viendo hacia atrás, ¿de qué te arrepientes, qué cambiarías?
Absolutamente nada. Todo me hace el ser que soy hoy.

¿Cómo describirías tu estilo de maternidad?

Solo quiero ser para ellos ese adulto que yo soñaba tener a mi lado cuando era chiquita. Ser esa persona que les dé paz; su lugar seguro. Si logro eso, ya gané.

¿Qué es lo que más disfrutas de ser mamá?

Ver sus ojitos llenos de alegría. Sus risas contagiosas. Verlos jugar, imaginar. Cada día es un regalo que no cambio por nada. Cada vez que los abrazo pienso: “qué bueno que nunca me rendí porque ellos estaban por llegar”.