Pamela Anderson nunca ha querido ver el vídeo que se creó utilizando las cintas caseras que había grabado con su entonces esposo Tommy Lee y que fueron robadas de la caja fuerte de su hogar.
La cinta de Pamela y Tommy: el video sexual que en realidad nunca existió
La versión que hicieron pública los ladrones no tenía nada que ver con el material original, que no tenía la connotación pornográfica que se le dio al montaje final. Si el resto del mundo hubiera podido ver todas las escenas que no se utilizaron, se habría despejado la sombra de la duda que siempre planeó sobre ellos: que habían filtrado ellos mismos la grabación para ganar popularidad y dinero.
"Simplemente nos grabábamos el uno al otro, siempre, y vivíamos una vida sensual y apasionada. Éramos unos recién casados muy tiernos. Éramos solo dos locos desnudos y enamorados", ha explicado Pamela en su nuevo documental.
Inicialmente la pareja rechazó una oferta de cinco millones de dólares del fundador de Penthouse, Bob Guccione, a cambio de los derechos de la cinta e interpusieron una demanda contra la compañía que estaba distribuyendo copias del vídeo de forma masiva sin su consentimiento. Sin embargo, en aquella época ella estaba embarazada de su segundo hijo, Dylan, y había sufrido un aborto anteriormente, así que estaba preocupada por la salud de su bebé y al final decidió parar la batalla legal porque no podía seguir soportando interrogatorios que la hacían sentir "como una zo**a".
"Estaba embarazada de Dylan. No queríamos estresar más al bebé. Y a Tommy. Dije: 'Que les den. Karma. Lo que sea'. Lo dejé estar; de verdad que tratamos de dejarlo en el pasado. Eso es todo. No pensamos en dar una gira de prensa hablando de un dinero que no recibimos. Eso sería dinero sucio. No lo queríamos. Y, sí, al final acabamos estando bien".