Después de todo el rush que implicó que ver el regreso de Rihanna a los escenarios, con el show de medio tiempo del Super Bowl LVII, de las conversaciones que generó, las opiniones encontradas y del hermetismo que mantuvo la cantante con respecto a la forma y el contenido del espectáculo, en gran medida porque quiso mantener en secreto la identidad de su único “invitado sorpresa”, que se trató de su segundo bebé, ya que en ese momento dejó ver ante los ojos del mundo que nuevamente está embarazada, finalmente es posible ver el mini concierto de 13 minutos con otros ojos y el corazón menos agitado.
Seis claves con las que Rihanna nos reveló su embarazo en el Super Bowl
Fue durante el final del encuentro de futbol americano, que ganaron los Jefes de Kansas City y su quarterback estrella, Patrick Mahomes, el momento en que el mánager de Rihanna confirmó a Variety que la cantante está –efectivamente– embarazada y en espera de su segundo hijo, junto a su pareja, el rapero A$AP Rocky, quien como un fan más de la cantante de 34 años disfrutó del show desde la cancha del State Farm Stadium de Arizona, donde se le vio moverse al ritmo de 12 de los más grandes éxitos de RiRi.
Antes de que se oficializara la información, el embarazo de Rihanna era ese “elefante rosa en la habitación” del que todos queríamos hablar pero del que tuvimos que esperar la “luz verde” para poder abordarlo. Sin embargo, durante todo el espectáculo, la intérprete barbadense nos dio claves para confirmar lo que a simple vista nos mantuvo dudando o especulando.
Las claves con las que Rihanna confirmó su segundo embarazo en el Super Bowl
En la primera toma de cuerpo completo acarició su pancita de embarazada y la dejó al descubierto ya que traía el cierre de su jumpsuit abierto hasta el vientre. Aunque el gesto fue sutil y total look rojo podía engañarnos por momentos durante la transmisión, al volver a ver el show podemos decir que fue notorio que Rihanna está embarazada desde el primer minuto del espectáculo.
La idea de que su cuerpo de bailarines llevara vestuario blanco, y ser ella la única persona en el escenario con un outfit en color rojo, que tradicionalmente se le asocia al amor, la vida, la sangre y la fuerza, ha sido tomado por algunas voces como la representación de un óvulo y espermatozoides. Una interpretación un poco “libre” pero que visto a la vuelta de los hechos tiene sentido.
El cuidado que tuvo Rihanna en todo momento, tanto en la energía que empleó en sus movimientos de baile como en el diseño y desarrollo de una coreografía perfectamente establecida para asegurar su integridad y de su bebé nos dejan ver el cuidado que ella y su equipo de producción tuvieron para ofrecer un show visualmente impactante y que no implicara riesgos para su estado.
Su elección de cerrar el show con la canción Diamonds y la precisa dirección de cámaras que encuadró a RiRi acariciando sutilmente su pancita mientras cantaba “You and I, so alive, we’re beautiful like diamonds in the sky”, puede interpretarse como una declaración de amor a su bebé y una representación muy gráfica de que ese par de diamantes (ella y su segundo hijo) brillaban como diamantes en el cielo, mientras la cantante estaba suspendida sobre una plataforma que colgaba sobre la cancha del estadio.
Durante la conferencia de prensa previa al Super Bowl, la cantante apareció con un outfit que llevaba toda la atención a sus piernas, con unas sandalias espartanas, y se cubrió el torso para evitar –en la medida de lo posible– que su figura la delatara en su encuentro con la prensa.
Luego, en una entrevista que dio a la NFL, Rihanna mencionó el tema de su “invitado sorpresa”, pero en ningún momento dijo que se tratara de otro cantante, como era de esperarse y al final resultó ser el segundo hijo que espera con A$AP Rocky.
El contundente mensaje que Rihanna lanzó durante su aparición en el Super Bowl
Sin embargo, más allá de revelar su embarazo, Rihanna aprovechó que tuvo los ojos del mundo sobre ella para enviar un significativo mensaje sobre sí misma como artista y como mujer. Y es que, en vez de ser complaciente con una audiencia global que habría preferido verla rodeada de artilugios, explosiones, estrellas invitadas que conectaran con distintos públicos o con un vestuario y actitud tan sensual como la NFL lo hubiera permitido, decidió ofrecer un show sobrio, concebido y ejecutado tanto por ella como por sus bailarines, camarógrafos, operadores de video y un director de cámaras que conjuntaron la visión personal que la cantante tiene sobre sí misma y quiere proyectar.
La estética y la selección de colores del espectáculo remiten al diseño de arte de su último álbum de estudio, ANTI, que presentó en 2016: minimalista, elegante, contrastante y fuerte en tonos blanco y rojo. Mientras que el ritmo que tuvo el show, la elección de 12 canciones (Bitch better have my money, Where have you been, Only girl (in the world), We found love, Rude boy, Work, Wild thoughts, Pour it up, All of the lights, Run this town, Umbrella y Diamonds), así como el obligar a los asistentes al Super Bowl y a los televidentes a verla en lo alto, separada del piso y flotando, deja ver que ella no sigue las reglas del juego (incluso jugar con la idea de que ni siquiera obedece las reglas de la física), que va a su ritmo, que sus prioridades están muy lejanas de las que tengan la industria, los medios e, incluso, sus fans, quienes esperaban que este regreso significara el tan ansiado anuncio de un nuevo disco pero que se convirtió en el anuncio de que será mamá por segunda vez.