Alejandro Sanz pisa más fuerte que nunca en su regreso a México

Alejandro Sanz irradió energía y jovialidad

Fue una noche de nostalgia, romanticismo, desamor y recuerdos en la que, literal, dejó el alma al aire cuando cantó algunos de los temas que lo han consagrado durante sus 35 años de trayectoria artística, aunque también hizo vibrar con los que recién grabó para su disco Sanz, lanzado en 2021.

Faltando cuatro minutos para las 21:00 horas, arrancó el primer concierto que el astro español ofrece en México en lo que va de este 2023. El primer tema que eligió después de una breve introducción, fue No es lo mismo.

Sanz arribó al escenario entre una nube de humo tras abrirse dos puertas gigantes. Con un traje color turquesa, playera negra y su nuevo look en el que resalta su pelo blanco y lentes oscuros, ahí estaba el ídolo latino cumpliéndole a su público que ya convirtió en sold out la mayoría de las fechas del tour en este país.

Desde el primer momento irradió una gran energía y jovialidad que plasmó a través de una de sus máximas obras musicales: Lo que fui es lo que soy para luego hacer una súplica especial al público: “¡Deja que te bese, México!” Ese fue el preámbulo para, con guitarra en mano, cantar el tema homónimo.

Acompañado de nueve músicos y dos coristas, el ídolo de la música pop dio paso al primer medley de la velada: El Alma al aire, Regálame la silla donde te esperaba y Hoy llueve. Para este segmento, el madrileño se quitó las gafas y accedió al llamado de una fan que se acercó al escenario para chocar su puño con el artista y entregarle una carta que, discretamente, Sanz guardó en el bolsillo de su saco.

Mientras que a través de tres pantallas gigantes colocadas sobre el escenario se proyectaban imágenes de diversos paisajes, algunos de mar, otros de nubes, unos más de lluvia o fuego, el ídolo, que inició su carrera en 1988, continuó con Desde cuándo y la grata sorpresa fue que los miles de asistentes conformaron un coro monumental acompañándolo en cada estrofa, cada palabra, cada suspiro.

El astro español acumula 49 conciertos en el Auditorio Nacional

“Muy buenas noches, qué increíble estar aquí otra vez. No sé sientan mal pero voy a disfrutar un poquito de ustedes. Estaba viendo que es el concierto número 49 que hacemos en el Auditorio y no creo que sea tan mayor, la verdad. Da igual si es el 49 o 57, este es su concierto, así que, disfrútenlo, va por ustedes. ¡Viva México! Los quiero un chingo”, fueron sus primeras palabras a modo de bienvenida para sus seguidores.

Looking for paradise continuó en el repertorio y Alejandro cambió de guitarra. Ahora ejecutaba una decorada a mano por artesanos huicholes con chaquira de cristal y, de nuevo con las gafas oscuras puestas, ahora entregaba Mi marciana.

Otra de las grandes sorpresas que transcurrieron a lo largo del show sucedió cuando el ganador de cuatro premios Grammy, sentado sobre una pequeña escalinata, atestiguó el momento en que sus fans iluminaban la sala con sus teléfonos móviles en colores verde, blanco y rojo en alusión a la bandera de México como muestra de una cálida y cariñosa bienvenida.

Entonces, ya era el momento perfecto para enfatizar el toque romántico de la velada. Llegó el turno de La fuerza del corazón y para ese momento llamaba la atención que tres de sus dedos de la mano derecha lucían con un pequeño vendaje. A ésta le siguió Siempre es de noche y Cuando nadie me ve.

Recordó su primer viaje a México

“Me acuerdo todavía de la primera vez que llegué a México. Fue prácticamente el primer viaje que hice fuera de casa. Había viajado a otra ciudad y no me sentí muy bien porque como que me dejaron fuera en un sitio durante horas, y echaba de menos los pozoles de mamá. Pero cuando llegue a México, me recibieron en la puerta del avión y a partir de ahí, lo nuestro fue amor a primera vista. Me emociono todavía porque lo que yo sentí por este país, hoy, después de unos cuantos años, me lo hacen sentir de nuevo y eso no lo voy a olvidar jamás”, expresó Alejandro Sanz para luego invitar al escenario al bajista y escritor Alonso Arreola.

La saxofonista y activista María Elena Ríos fue una de las invitadas especiales a su concierto

Así, juntos dieron arranque a Cuando nadie me ve y ya avanzada la canción, entró al escenario la saxofonista de origen mixteco, María Elena Ríos, que el 9 septiembre de 2019 fue atacada con ácido en su casa. Entonces, la letra cobró un significado muy especial dado que la activista en contra de la violencia hacia las mujeres, es sobreviviente de feminicidio en grado de tentativa por parte del exdiputado y empresario Gasolinero, Juan Verá Carrizal. “¡Arriba María Elena!”, exclamó Sanz.

Transcurrida una hora de su espectáculo, el artista, que tiene una hija mexicana fruto de su relación con la modelo Jaydy Michel, fascinaba ahora con Amiga mía, He sido tan feliz contigo, Hay un universo y Contigo, ésta última composición de Joaquín Sabina. La proyección de un video de La Habana, Cuba fue el pretexto perfecto para cantar Labana y después La rosa. Luego agradeció al staff de producción y los músicos para anunciar que el concierto estaba a punto de terminar.

Alejandro Sanz no quería despedirse del público

Con Corazón partió Alejandro Sanz puso de pie al público, y ya todos arriba, no habían motivos suficientes para sentarse de nuevo, por lo que, entrados en ambiente, el cantautor eligió Hoy que no estás para continuar. Parecía el final, incluso se retiró del escenario, pero ante la insistencia por parte del público de una más, regresó para despedirse con broche de oro.

En modo acústico que, a decir de algunos no se disfruta igual como en su versión original, entregó Viviendo de prisa para enseguida sentarse frente al piano y entonar los primeros acordes de Lo ves, uno de sus temas más dramáticos y conmovedores.

Con un tercer medley, el artista español alistaba el cierre de su presentación. Mi soledad y yo, Y si fuera ella y Ese último momento fueron coreadas de principio a fin por el público pero al terminar, Alejandro Sanz se negaba a abandonar la tarima.

Sin música de fondo, su despedida se prolongó por varios minutos. Se le veía sonriente y amable con quien se le acercaba al pie del escenario. Casi hasta las 11 de la noche se retiró a camerinos y la buena noticia es que este viernes ofrecerá una fecha más en el llamado Coloso de Reforma.