Siempre se ha dado por hecho que Victoria Beckham estaba como loca por tener una hija antes de dar la bienvenida a la pequeña Harper hace once años tras tres varones, así que en principio parecía que estaría encantada de darle la bienvenida a otra mujer a la familia cuando su hijo Brooklyn anunció su compromiso con la heredera multimillonaria Nicola Peltz.
Victoria Beckham habla de la relación con su hijo y su nuera
En un principio mostraron un frente unido, posando todos juntos en distintos eventos, pero en los meses posteriores al enlace comenzaron a surgir distintos rumores acerca de la tensa relación que existiría entre suegra y nuera. Esta posibilidad se ve apoyada por el hecho de que Brooklyn se haya instalado definitivamente en Estados Unidos, cerca de su familia política y lejos de la suya propia.
Sin embargo, Victoria dio a entender que, en todo caso, el distanciamiento es algo natural en el proceso de maduración de un joven de 23 años y que ella prefiere mantenerse al margen de su matrimonio para no dar consejos que puedan ser mal recibidos.
"Estamos muy unidos a nuestros hijos. Creo que todo es cuestión de comunicación. Intentas hacerlo lo mejor que puedes como padre y apoyar a tus hijos. Quieres que sean felices, pero también trabajadores, buenos y unos seres humanos decentes. Pero en última instancia, ya sabes, los niños tienen que hacer lo que van a hacer. Solo tienes que estar ahí para apoyarlos y quererlos", afirmó en el podcast 'Armchair Expert' de Dax Shepard.
Nicola, de 27 años, negó que hubiera una "disputa" con su famosa suegra a raíz de su decisión de apostar por otro diseñador para que creara el vestido que lució el día de su boda. "Quería llevar un diseño suyo, me hacía mucha, mucha ilusión. Me parecía muy bonito que fuera mi suegra quien me vistiera", ha señalado en varias ocasiones.
Según su versión de los hechos, el atelier de la antigua Spice Girl estaba demasiado saturado como para afrontar un encargo semejante. De hecho, la actriz y modelo había comenzado incluso a realizar bocetos del vestido de sus sueños con ayuda de su madre Claudia y de su estilista Leslie Fremar para entregárselos a la diseñadora y que los usara como guía.
Sin embargo, unos meses antes del gran día ella le informó de que no podría terminarlo a tiempo y la novia tuvo que buscar una alternativa.