Quizá nunca había habido en Hollywood un caso tan severo ni tan irónicamente escandaloso en el que sea tan difícil separar a un actor de su personaje como en la actualidad ocurre con Ezra Miller, quien está –por varios motivos– entre la espada y la pared.
El actor de 30 años saltó a la fama internacional en 2011 al protagonizar, junto a Tilda Swinton, la película Tenemos que hablar de Kevin, que hablaba de la vida de un adolescente con una personalidad retorcida que terminaba por convertirse en un criminal, y aunque Ezra no ha tenido episodios violentos en los que decida disparar con un arma a un grupo de personas, sí enfrenta un juicio por robo que podría enviarlo hasta 26 años a la cárcel, además de otros episodios “desafortunados”.