En 2016, Andrew Garfield vivió una de las experiencias más intensas de su carrera mientras filmaba la película Silence de Martin Scorsese. El actor era muy consciente de que el director había trabajado con actores dispuestos a hacer casi cualquier cosa para darle más realismo a sus personajes, así que quería estar a la altura.
Como parte del proceso para meterse en la piel de un jesuita del siglo XVII, el protagonista de Amazing Spiderman estudió con un auténtico sacerdote de esta orden religiosa y decidió renunciar al sexo y someterse a una estricta dieta.