Sólo alguien como Adele , quien ha confesado tener miedo escénico y sentirse aterrada por los públicos multitudinarios, pudo hacer posible que los conciertos que ofreció este fin de semana como parte del festival British Summer Time se convirtieran en una experiencia única, tanto para ella misma, que se enfrentó a una audiencia masiva depués de cinco años de ausencia, como para los afortunados seguidores de la cantante de 34 años que pudieron disfrutar de su voz y su presencia las noches del viernes y sábado en el Hyde Park de Londres.
Sin embargo, la presentación del sábado fue particularmente especial porque coincidió con la celebración del Pride en Londres y tuvo, entre el público asistente, a algunas celebridades pertenecientes a la comunidad LGBTQ+ y otras figuras y permitió a la intérprete de Hello, Easy on me y Someone like you demostrar su poderío como cantante y reforzar su alianza con esta comunidad.