Para Megan Fox no fue nada fácil ser testigo del intento de suicidio de su prometido Machine Gun Kelly.
Después del estreno del documental del cantante llamado Life in Pink, en el que Kelly confesó que intentó quitarse la vida mientras hablaba por teléfono con la protagonista de Transformers, la estrella de Hollywood reveló en una entrevista que ha tenido que ir a terapia para superar el impactante momento.
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"Hemos hecho todas las formas de terapia que existen. Hemos encontrado un terapeuta que realmente funciona para nosotros, en pareja e individualmente y definitivamente es un proceso, no es fácil", compartió Fox.
Además, la actriz añadió: "Algunas cosas son realmente difíciles, pero nuestro terapeuta dijo que una relación es básicamente el proceso de romper el uno al otro, pero la mayoría de la gente no tiene las herramientas para reconstruirse de nuevo”.
“Así que es un proceso constante de sufrimiento, pasión y amor, y los ciclos se repiten. Estamos aprendiendo eso y navegando por ello, haciendo esto juntos. Hay muchas de todas esas cosas todo el tiempo", dijo la actriz Entertainment Tonight.
Fox y Kelly, que anunciaron su compromiso el pasado mes de enero, están planeando unirse en matrimonio en medio de las especulaciones de que ya se han casado.
Pero Kelly ha insistido en que sólo se refiere a Fox como su "esposa" por respeto a su prometida. Cuando se le preguntó sobre su estado civil, Machine Gun Kelly afirmó: "Nunca la he sentido como mi novia. Esa palabra es demasiado adolescente para la profundidad de nuestra relación".
Por su parte, la actriz de 36 años confirmó: "No (no estamos casados), no sabemos qué pasará. Él está de gira este año. Cuando tenga que suceder, el universo se abrirá y nos dará el espacio para hacerlo".
El rapero admitió en su nuevo documental de Hulu que se puso una pistola en la boca mientras hablaba por teléfono con Fox mientras presentaba una crisis paranoica y que no pudo quitarse la vida debido a que se atascó un cartucho en el cañón.
Machine Gun Kelly añadió que el apoyo de Fox y de su hija Casie, de 12 años, le hizo darse cuenta de que tenía que buscar ayuda y "dejar las sustancias ilegales de una vez por todas".