Jason Alexander, el ex esposo de Britney Spears que trató de arruinar su emotiva boda con Sam Asghari al irrumpir en su mansión californiana durante la ceremonia, no podrá acercarse a la artista ni ponerse en contacto con ella al tiempo que tendrá que prepararse para un duro juicio en el que, francamente, lo tendrá muy complicado para salir airoso y sin castigo.
El juez que estudia su caso, David R. Worley, le impuso además una fianza de 100.000 dólares si quiere recuperar la libertad provisional durante el proceso, que determinará su inocencia o culpabilidad en los tres delitos que se le imputan: los de acoso, vandalismo y agresiones menores.