Cuando tenía tan solo 11 años, la cantante Billie Eilish fue diagnosticada con el síndrome de Tourette, una condición que afecta al sistema nervioso y que se caracteriza por la aparición de pequeños tics.
En el caso de la estrella de la música, se manifiestan en forma de movimientos involuntarios de las orejas, las cejas y de los músculos de los brazos.