Justin Bieber volvió a hacer un balance de su pasado para, entre otras cosas, reconocer abiertamente que se equivocó por completo al pensar que su boda con Hailey Baldwin, con quien se casó en un registro civil de Nueva York en septiembre de 2018, pondría fin a su tormento personal y le ayudaría a reconducir su vida por un camino mucho más agradable y hasta puritano.
Antes de conocer y enamorarse de la sobrina de Alec Baldwin, el astro canadiense no dejaba de generar titulares a cuenta de sus 'travesuras' de niño mimado.
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Entre ellas destacan sus actos vandálicos contra sus vecinos, sus intentos de llevarse a casa un mono 'sin papeles' que había adoptado en Alemania y las peleas nocturnas en las que se enfrascaba con la seguridad, eso sí, de contar con uno o dos guardaespaldas a su lado.
Una vez convertido en un hombre casado, el intérprete hizo todo lo posible por redimirse de ese oscuro historial, al tiempo que lo aceptaba como experiencia clave para su proceso de madurez.
En esa época, Bieber también acudía con frecuencia a los servicios religiosos que ofrecía una controvertida congregación llamada Hillsong, cuyo líder tuvo que renunciar hace unos años debido a sus repetidas infidelidades, a fin de encontrar la estabilidad personal por intermediación del altísimo.
El intérprete sigue a día de hoy por esa línea, pero con una actitud mucho más relajada y sensata al respecto.
"Al final todo es parte de un camino. Recuerdo que cuando me casé... Tuve una crisis emocional porque pensaba que el matrimonio lo iba a arreglar todo, y no lo hizo. Lo que sí hizo fue mostrarme frente al espejo y me di cuenta de que no era más que un hipócrita", reconoció el artista de 28 años en conversación con la emisora Apple Music.
Sobre su fe y su espiritualidad, Justin señaló que siempre le ha ayudado a la hora de no ser demasiado duro consigo mismo y a entender que los cambios no pueden simplemente forzarse.
"Te das cuenta de que quizás no eres esa versión perfecta de ti mismo que a veces te atribuyes. Te das cuenta de que no es necesariamente así, porque uno también es el resultado del trauma y de las circunstancias de la vida. Y obviamente eso me ha llevado a ser muy abierto en mi relación con Jesús y sobre la evolución de mi fe. Siento que me ha ayudado a no ser tan duro conmigo mismo, a aceptarme y a perdonarme, y a entender que tengo que ir mejorando día a día", apuntó.