“María Félix se propuso ser la mujer más bella del mundo y lo logró”, aseguró el escritor Miguel Sabido al revelar aquellos “arreglos” a los que La Doña se sometió para alcanzar tan anhelado propósito.
El dramaturgo mexicano tuvo la “fortuna infinita” de convivir durante tres años con la famosa actriz en vísperas de La Constitución, la única telenovela en la que la gran diva participó bajo la producción de Ernesto Alonso y Miguel Alemán Velasco con un libreto escrito por él con la dirección de Raúl Araiza.
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La Doña era tartamuda
Durante el primer año, se reunían varios días a la semana para planear el proyecto, el siguiente año lo ocuparon para diseñar la historia y el otro fueron las grabaciones. El inicio fue complicado debido a que María Félix era tartamuda y hubo palabras que no podía pronunciar.
“Cuando digo esto, la gente se sorprende, pero así fue. Ella tenía que hablar para arriba y mover sus manos enfrente de la cara para disimular su tartamudez. Se enojaba mucho cuando no podía pronunciar ‘murmullo’, por ejemplo, decía que era una estupidez de palabra. Nunca quiso que se supiera que era tartamuda porque significaba un defecto y María quería conservar siempre una imagen perfecta”, comentó Miguel Sabido en entrevista con Quién.
No tenía pestañas ni costillas
En la búsqueda de esta “perfección”, María Félix se creó los ojos más hermosos de la pantalla mexicana. “Ella no tenía ni una sola pestaña, pero sí tenía a una señora rusa que iba al rastro, compraba cerdos y con una paciencia infinita, les iba quitando los vellitos para ponerlos en los ojos de María. Le llevaba una hora diaria colocar uno por uno, pero al final le quedaban unas pestañas maravillosas”.
Sin embargo, esto no fue suficiente. La protagonista de películas como Doña Bárbara y La Diosa arrodillada fue a más. De acuerdo con el también director de teatro, en 1940, María Félix acudió con un especialista para manifestarle un anhelo muy especial: quitarse las costillas. “Le quitaron dos de un lado y otras dos del otro para afinar su figura. Además, se quitó dos muelas de ambos lados para afilar la cara y que sobresalieran sus pómulos”.
“¡Fue una barbaridad hacerlo!”, aseguró Sabido. “Las muelas es lo de menos, pero quitarse las costillas fue muy arriesgado; sin embargo, ella estaba decidida a ser la mujer más bella del mundo y lo logró”.
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Una mujer muy disciplinada
María de los Ángeles Félix Güereña, de quien este 8 de abril se conmemoran 108 años de su natalicio y 20 de su muerte, era la mujer más disciplinada, "un verdadero soldado", dice Sabido. Para sustentar su definición, recordó aquel día en que, grabando una escena de La Constitución en Tepozotlán, un cuete le explotó en la mano y se quemó.
“Ella siguió con las grabaciones y al terminar la escena se desmayó del dolor que tenía. Nos prohibió a todos decirlo, dijo que no quería que se enteraran que se había quemado la mano porque María jamás se desmaya del dolor”.
Miguel Sabido, escritor de telenovelas como La tormenta, Los caudillos y Senda de gloria, idolatraba a María aunque se pelearon el primer día que se conocieron. Él tenía apenas 27 años y ella rondaba en los 52. Quedaron de verse en la casa de Ernesto Alonso y cuando La Doña llegó estaba acompañada de su entonces pareja, el banquero francés Alexander Berger.
“Llevaba un hermosísimo atuendo Christian Dior o Balenciaga con un cinturón de diamantes. No le dio mucha importancia a mi presencia y se acercó a saludar a Ernesto. Cuando a su marido le preguntó algo en francés, yo le entendí y le respondí, pues yo también sabía francés. Entonces, se volteó hecha una furia y me dijo: ‘Óigame, ¿no le han enseñado en su casa que uno no se mete en las conversaciones ajenas?’
“Yo me empecé a reír y le dije: ‘Bueno, señora, pues no haga públicas sus conversaciones en francés porque cualquier tarugo como yo puede hablarlo’. Al final, se disolvió el hielo y soltamos la carcajada”.
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A María Félix le gustaba bailar
Después de las grabaciones de La Constitución, el también poeta y María Bonita tuvieron una gran amistad. Les fascinaba bailar juntos. Un día podían probar con una pieza de pasodoble, al otro con tango y después un danzón arriba de un ladrillo.
“De las mil cosas que yo le debo agradecer a la Virgen, a los santos, a Dios, a Buda, a Krishna y a todas la deidades es la relación tan afectuosa, tan cariñosa y entrañable con María, porque ella era una mujer encantadora, simpatiquísima. Era una mujer que hacía chistes, se reía de sí misma... era cariñosa, amiga de sus amigos y tenía una autodisciplina verdaderamente admirable”.
Siempre que la originaria de Álamos, Sonora, llegaba a su casa de la Ciudad de México, ubicada en la calle de Hegel 610 en la colonia Polanco, acostumbraba a quitarse los zapatos y practicaba yoga.
“María era una yogui consumada, verdaderamente extraordinaria. Y ni se diga cuando ella misma se echaba las cartas... tenía una baraja española y si ésta le decía que no saliera de su casa, no salía aunque tuviera a todo el mundo esperándola para filmar o grabar. También leía la mano, aunque yo nunca le pedí que me la leyera, sin embargo, cuando tenía 80 años me dijo: ‘¿Sabes qué?, nos vamos a morir y nunca te leí las manos, así que comenzó a leérmelas”.
Miguel Sabido nunca revelará lo que ella vio en la palma de sus manos porque es parte de su vida privada, no obstante, esa mujer que era muy mal hablada “acertó absolutamente en todo”.
La mal hablada
Cómo olvidar aquellos días en los que se reunían en casa del escritor y periodista mexicano Carlos Monsiváis. “Empezábamos a decir chistes colorados y a ella le encantaba decir groserías, pero cuando había gente cerca de ella, no le gustaba que nadie las dijera”.
Incluso, la actriz, que fue esposa de Agustín Lara y Jorge Negrete, entre otras personalidades, llamó con peculiares nombres a dos de sus caballos favoritos. “No me atrevo a decirlos, pero son dos palabras terribles en francés que usamos los mexicanos, una de ellas se refiere al miembro sexual de los caballos y la otra también”, comentó entre risas.
Si él tuviera que mencionar un defecto de la actriz, podría decir que quizá su anhelo por la perfección. “Ella decía que tenía la obligación de morirse bonita para su pueblo de México. Su gran momento de belleza fue de los 25 a los 60 años. Después, como a todos nos pasa, envejeció y lo hizo con dignidad. Se retiró a su casa de Cuernavaca donde sólo veía a 5 o 6 personas”.
Su última aparición en público, dijo, fue con Verónica Castro en el programa La tocada (1996). “Aunque Jacobo (Zabludovsky) le dijo que le mandaban las cámaras a su casa para la entrevista, ella dijo que no, que llegaría al estudio de Televisa con todo su equipo de iluminación, sus cuadros, sus sillones y sus jarrones. Ya tenía como 80 años y se veía estupenda”, destacó.
Orgullosa de ser india yaqui
En específico, hizo énfasis en el pelo de la diva de la Época de Oro. “Era perfecto, sedoso, decía que era de india, lo mismo que sus pómulos y su estatura. “Todo lo que yo tengo es de india yaqui porque mi abuela fue una india y yo estoy orgullosa de eso”, resaltaba, según Sabido.
María Félix, quien decía que para triunfar se necesitaba tener, en vez de espina dorsal, un fierro indoblable, irrompible y no oxidable, no vería con buenos ojos que hoy se hiciera una bioserie inspirada en su vida y obra, asegura el dramaturgo que durante algún tiempo trabajó como asistente de Salvador Novo y Julio Prieto.
“Alguna vez me hablaron del proyecto y me negué a participar porque María fue muy celosa de su intimidad y yo creo que se debe respetar totalmente. Alguna vez alguien contó su verdadera historia, fue un francés a través del libro Le Mexicain, pero ella habló con los presidentes de Francia y México para que se destruyera el texto”, platicó.
“Era un libro pinchurriento, asqueroso y feo. Ella pagó a la editorial y desaparecieron todos los ejemplares. No creo que hoy se tenga que sacar a colación la intimidad de una mujer que supo mantenerse con mucha dignidad y elegancia durante toda su vida”, concluyó.