Raúl de Molina es español —nació en Madrid— y pasó su adolescencia allí, aunque en su corazón (y por sus raíces) es cubano hasta los dientes; su amor por el periodismo llegó después que por el arte. A los 15 años, cuando se estableció en Miami inició una carrera en el fotoperiodismo y logró hacer colaboraciones para los principales periódicos de Reino Unido y Estados Unidos.
El salto a la televisión latina lo dio "cuando me vieron en diferentes programas importantes de la TV americana, como el de Joan Rivers", nos contó De Molina, en una entrevista remota, al amparo de los cuadros que dan forma a su "lado B", el de un coleccionista ya experto, que además de arte también encontró una vertiente en la foto.