El primer matrimonio de Verdaguer, él mismo lo compartió, no llegó a buen puerto, debido a que él en algún momento se quedó sin dinero porque los contratos que tenía con Canal 13, de Argentina, y su discográfica no fueron renovados, además no quería cantar en bares.
Se dejó el bigote y trabajó de todo lo posible; como obrero, vendedor ambulante, albañil (oficio que le enseñó su papá y en el que trabajó revolviendo cemento, gracias a la recomendación de un primo que era arquitecto) y repartió volantes. Su separación no fue por falta de dinero, sino que su pareja sufría de depresión.
Diego no podía "ayudarla", explicó, y al cabo de un tiempo, cuando Gimena tenía un año (nació en 1971), les dijo adiós. Pero no se separó de la niña, siempre trató de ser un papá presente y los primeros años de su vida los pasó a su lado, ayudado por don Miguel Ángel Boccadoro Verdaguer y doña Elodia María Hernández Pérez.
Cuando la mamá de Gimena rehízo su vida, se casó e iba a tener otro bebé, ella regresó a su lado, hasta los 12, cuando vino a México y su papá le pagó los estudios en Suiza. La batalla más difícil de su vida fue que compaginaran su hija y su esposa Amanda Miguel, relación que tardó más de 30 años en lograr ser lo positiva que es ahora.