El joven jardinero que se convertía en el amante de Gabrielle Solis, Eva Longoria en Esposas Desesperadas, parecía el sueño de cualquier actor desconocido. Además de jugar un rol clave en la trama, también reunía todos los ingredientes necesarios para enamorar a la audiencia y convertir automáticamente a quien lo interpretara en un sex symbol.
Sin embargo, en la práctica ese papel acabó siendo también una pesadilla para Jesse Metcalfe, que se sintió encasillado por su atractivo y "obligado" a mantenerse a la altura de las expectativas de los fans incluso cuando no estaba delante de las cámaras.