¡Feliz cumpleaños, Anne Hathaway!

Cumpliste 20 años de carrera en 2019. ¿Cómo ha sido ese viaje?
Muy rápido. Con seguridad ha sido una montaña rusa, con varios picos y afortunadamente no muchos bajos. Simplemente me siento agradecida. Siento que acabo de empezar, que estoy aprendiendo y hay muchas más cosas que quiero hacer, pero me me siento muy agradecida de lo bien que ha ido.

¿Cómo has visto tu evolución en estas dos décadas?
Tengo una mejor idea de quién soy, tengo un mejor sentido de autoestima y como resultado de eso, aprecio a otra gente de una forma más profunda. Ahora tengo mucho menos miedo que antes y aunque lo sienta, estoy menos interesada en mi miedo. Me siento más interesada en qué hay del otro lado de eso.

Has dicho que al principio de tu carrera había una Anne pública y otra muy distinta en lo privado. ¿Cómo es ahora?
Oh, ahora es más fluido (risas). Ese fue un consejo que me dieron, y aunque fue con buena intención, no era tan fiable eso de tener una personalidad pública y otra privada. Hay aspectos de mi vida privada de los que no hablo, que nadie conoce porque no son para vender ni consumir, pero hablando de mí, ahora me siento muy bien siendo yo en frente de otra gente y si no te caigo bien, ni hablar.

Luego de tanto tiempo, ¿cómo es tu relación con el cine?
Amo las películas. Realmente las amo, incluso mucho antes de que pensara en ser actriz de cine, antes de ver que era algo que yo podría hacer. Siempre he amado el cine. Para mí es algo maravilloso, divertido; me río muy fácilmente en el cine.

¿De las películas que has hecho, cuáles son tus favoritas?
Mi película favorita es Rachel Getting Married. Probablemente será mi película favorita por el resto de mi vida, simplemente porque pude trabajar con Jonathan Demme, lo que hizo por mí a nivel humano y artístico, a mi alma. Yo tenía 24 años, nadie me había apoyado de esa forma antes. Fue una forma muy linda de darme cuenta de eso y fue un despertar.
El diablo viste a la moda también me gusta. Fue una película muy importante por el hecho de que gracias a ella pude conocer a Emily Blunt, quien ha sido una fuerza positiva en mi vida. Es una gran amiga. Fue increíble, y el reparto: Meryl Streep, Stanley Tucci… Ser parte de ese elenco, filmar en Nueva York en ese momento, poder contar esa historia, usar esa ropa y ahora ser parte de ese legado. Esa película no se ha ido, sigue siendo popular. Es un amado clásico, es parte de la vida de la gente, así que sólo tengo cosas positivas que decir de ese proyecto.

¿Te gusta verte en pantalla?
Trato de evitarlo. Siempre veo mis películas una sola vez y eso es por respeto al crew y por lo que hicimos. Ente más pase el tiempo entre que la filmamos y que lo veo, mejor. Es muy difícil si es muy reciente. Ahora soy menos crítica que antes. Trato de aprender y luego trato de no engancharme con nada. Pero es menos placer que información, tipo ‘Ok, no hay que llevar el pelo así porque distrae, podría ser más favorecedor si lo llevara de otra forma’. O ese vestuario está muy ajustado. Aunque es realmente agradable estar en una película que puedes ver y que realmente puedes disfrutar. Es raro (que suceda), pero es lindo cuando sucede.

¿Todavía vas al cine?
Sí. La última película que vi fue Capitana Marvel. Me dio gusto haber podido ir porque llevamos a mi hijo (Jonathan) a ver Cómo entrenar a tu dragón y él quería volver a verla. Mis suegros y mi esposo lo llevaron a verla y la función de Capitana Marvel empezaba como cinco minutos antes, así que me metí.

Dijiste que cuando tu hijo cumpliera 18 te gustaría irte a un viñedo y ahí pasar tus días. ¿Eso significa que piensas ya en el retiro?
No, esto (la actuación) es de por vida. Van a tener que echarme a patadas de un escenario. Voy estar actuando con un enorme peinado que esconda los audífonos en los que me estén dictando mis diálogos. Más bien lo dije porque me comprometí a no beber mientras esté educando a Jonathan y que cuando se vaya a la universidad, me dará mucha emoción ir a un viñedo donde beberé todo el vino que me perdí. Amo mi carrera y no estoy pensando en el retiro.

¿Te da miedo perder todo lo que has ganado, ya sea por tu familia o por lo que sea?
Estoy trabajando con Naciones Unidas justamente para evitar que las mujeres no tengan que tener esa opción de perderlo todo, entre más hijos tienes, peor te va en tu carrera. Estamos trabajando justo para que las mujeres no tengan que sacrificar nada por su carrera o su familia.

¿Cómo ha sido tu caso, que has tenido que sacrificar?
He hecho cosas, pero no se ha sentido como un sacrificio. Hubo ciertos proyectos que estuve desarrollando antes de tener a Jonathan que eran más violentos y después de tener a mi hijo, ya no quise ser parte de ellos. Quizá vuelva a ellos en algún momento de mi vida, pero en este momento en el que estoy, claro, con el drama debido, quiero hacer cosas que hagan sentir bien a la gente. Siento que estamos tan dividimos en este momento que en este momento quiero asegurarme de hacer películas que acerquen a la gente.

¿Qué tipo de mamá eres?
No sé. No pongo etiquetas. Depende. Soy una mamá amorosa, con todo lo que significa. Si el niño se acerca a una olla caliente en la estufa y está a punto de tocarlo, tienes que ser estricta. Absolutamente no. Pero si estoy en el parque y acaba de llover y hay charcos en todos lados, no le voy a decir: ‘No te ensucies’. Debo decir que soy una mamá amorosa, involucrada y de bajo perfil. Ahora mi meta es empoderarlo para que sea él mismo y que sienta que tiene un lugar en el mundo y a fomentar su creatividad y su curiosidad.

¿Qué te hace reír?
Amo reírme. Tengo mis comedias favoritas, mis comediantes o diálogos favoritos. También me da gusto decir que mi esposo (Adam Shulman) me hace reír en formas que no veo venir.

¿Alguna vez has mentido para salirte con la tuya?
No. Sé que suena como si estuviera mintiendo ahorita, pero mis padres fueron geniales, muy abiertos, fomentaban mi curiosidad, me apoyaban en mis sueños y mi papá me dijo: ‘confío en ti y sólo te pido tres cosas: por favor, jamás te metas en el mundo de las motocicletas’, porque uno de mis tíos tuvo un grave accidente en moto, así que me pidió que no lo hiciera pasar por eso; ‘no te tatúes hasta que cumplas 23 y no mientas, porque si no mientes, jamás tendrás que recordar nada’. Me parecieron unos consejos muy lógicos. Hay veces en las que quisiera mentir, porque sé que quizá pasarías por la vida un poco más fácilmente, porque ser honesta significa aceptar alguna confrontación, pero nunca me ha pasado que haya elegido haber sido honesta y que me hubiera arrepentido de eso.