Al escuchar a Mori queda de manifiesto que Fernando la ha inspirado a desarrollar su carrera más allá de estar frente a las cámaras y por eso ahora debuta en la silla de directora con una trama en la que retrató su compleja infancia, debido al alcoholismo de su papá.
"(Me enseñaron) a que me quedara callada, que tenía que aguantar. Una mujer, cuando es violentada, se llena de miedo, de inseguridades, se desvaloriza absolutamente y no crees merecer algo mejor. Por eso permitimos el maltrato. La realidad es que todas las mujeres merecemos amor, todos los seres humanos", dijo conmovida Bárbara a Quién.
Mori lamentó que haya personas que no se permitan "por miedo" el amar y ser amados, como ella lo es ahora por Rovzar y como lo ha sido siempre por su familia y amigos, por eso alzó la voz para pedir un cambio y que se detenga la violencia de género. "Invito a los hombres a que amen, respeten y cuiden a la mujer", enfatizó.
Bárbara urgió a que sea "en la casa", donde comience esta educación que evite que el maltrato, la discriminación y los males que nos aquejan como sociedad se sigan fomentando. La actriz se sinceró y aceptó que para ella y sus hermanos, Kenya y Kintaró fue difícil superar los maltratos que vivieron de niños, pero hoy se ha sanado.
"Al transformarlo (el abuso), darle la vuelta, que fue un trabajo arduo, casi de 40 años, me siento lista para compartir esta historia, siento que es necesario, para que los demás se vean reflejados en nosotros; siento que todos somos espejos del otro y, de alguna forma mágica, se siente que todo el proceso que viví fue para este momento.
"Para compartirlo con estas personas que quizás están siendo agredidos y creen que así es la vida, que no van a salir, que no hay escapatoria, como lo creí yo durante muchos años, pero al ver historias así, de pronto te muestran que hay una luz al final del camino y que hay una esperanza", abundó Mori.