La cantante Amy Winehouse es recordada por su gran talento musical, sin embargo, el fin de su vida, atormentada por los excesos y las adicciones, marca un fuerte estigma en su legado.
Amy tuvo una infancia complicada ante la separación de sus papás y la figura paterna que probablemente buscó en algunas parejas.
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Por si una infancia llena de la ausencia paterna fuera poco, Amy se enfrentó desde muy joven a la bulimia. Tenía sólo quince años cuando confesó ante su mamá que había empezado a vomitar todo lo que comía a manera de ‘dieta’.
Cuando la fama llegó, poco después de Frank, su primer álbum (publicado en 2003), Amy perdió el control de su vida ante las exigencias de su papá, quien se negaba a dejarla descansar pues consideraba que su carrera estaba en ascenso. En múltiples ocasiones se negó incluso a dejarla en centros de rehabilitación.
Por su parte, Amy siempre padeció la fama, no era algo que buscara y mucho menos que gozara, las constantes persecuciones de papparazzi y los escándalos en los que se veía indirectamente relacionada mermaron también su estabilidad emocional, según recuerdan sus allegados.
En el amor las cosas no fueron menos turbulentas, conoció a Blake Fielder-Civil durante una presentación en un pub en Londres. De inmediato sintieron atracción pero su romance comenzó meses más tarde, sin embargo, muchos de los seguidores de la intérprete lo señalan como la antesala a la tragedia de la joven que murió a los 27 años, pues fue quien la adentró al mundo de las drogas.
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Se casaron en 2007 pero su vida nunca fue tranquila, Blake constantemente era arrestado por las autoridades al verse involucrado en peleas. Algo que terminaba por afectar la vida profesional y personal de Amy,
Amy perdió la vida en julio de 2009, meses después de divorciarse de Blake. Una noche cualquiera se despidió de su guardaespaldas y tomó vodka hasta morir. El reporte forense indicó que pese a no encontrar drogas en su organismo, sí había una cantidad inusual de alcohol en la sangre de la cantante, (4. 16 gramos por litro de sangre, casi un gramo arriba del límite antes de un coma etílico)