“Pensé: ‘No puede ser que exista esta discriminación y ese rechazo hacia nosotros mismos’. Lo veía en los comentarios y las críticas hacia mí, por ejemplo. Me preguntaban mucho si quería seguir en el cine y no lo sabía porque era ese bombardeo contra la ilusión”.
“Pero surgió un deseo de poder decir: ‘Ahora quien venga después, no tiene que sufrir por esto’, como dije, hay que abrir puertas. Entendí que tengo una buena plataforma para inspirar a otras personas y no quiero que pasen por lo que yo pasé”.
Además, como Embajadora de buena voluntad de la Unesco, abrazó el objetivo de alzar la voz por los derechos de los pueblos indígenas de todo el mundo.
“Cuando surgió lo de la Unesco yo sola me presionaba y pensaba: ‘cómo voy a ser embajadora para los pueblos indígenas si yo misma no hablo una lengua indígena, yo misma soy el resultado de esta discriminación y por eso perdí mi lengua’. Pero ellos me dijeron exactamente eso: ‘Te atreviste a hablar y a aceptar que eres el resultado de esta discriminación’. Por eso es importante señalarlo, para evitar que siga sucediendo”.