Salma Hayek, con premio por su trayectoria y con ¿polémica? con fotógrafos galos

Para la mexicana fue una verdadera sorpresa el ser llamada para recibir la distinción, a tal grado que Hayek no tenía preparado un discurso para agradecer el reconocimiento que desde 2015 Grupo Kearing, que también lo organiza, se lo ha entregado también a Jane Fonda, Geena Davis, Isabelle Huppert y Susan Sarandon.

La gala en la que se le otorgó el premio a Salma fue muy exclusiva y contó con la participación del presidente del Festival Internacional de Cine de Cannes y del delegado general del certamen. La cena se llevó a cabo en el antiguo castillo de la Castre, en la parte histórica de la ciudad de la Riviera Francesa.

La prensa francesa hizo eco del triunfo de Hayek no sólo en cuanto a recibir el homenaje por su labor, sino también por su espectacular look. "Salma sedujo a los presentes", publicó la revista francesa Elle; otros medios hicieron eco del "amor" de la veracruzana por Cannes o cómo su pronunciado escote "impresionó a la Croisette".

Esa noche, Hayek mostró una vez más su acertada idea de confiar en una de las marcas de las que es director ejecutivo su esposo, François-Henri Pinault, la elegida fue Gucci; con un vestido azul escote corazón, de sutiles tirantes negros, engalanado de un panel de lentejuela en azul claro, negro y cobalto en efecto degradé, que marco su silueta.

¿Broma o molestia?

Luego de ese triunfo, en la prensa mexicana se ha hecho eco de un suceso que, supuestamente, hizo que el nombre de la mexicana se hiciera tendencia en Francia, aunque en una consulta con una fuente de aquel país aceptó que no hubo tal revuelo, cuando Salma, no se sabe bien si bromista o molesta, ya no quiso seguir posando.

Todo sucedió a la llegada de Hayek y Pinault a un evento privado, al descender del coche, la pareja, como es su costumbre, se detuvo para que les tomaran fotografías, luego de un tiempo considerable, caminaron de nuevo pero un profesional de la lente insistió en que lo dejaran hacer más imágenes.

Con el tono que siempre caracteriza a Salma, como buena veracruzana, más bien animado y no en forma de reclamo, atinó en decirle, en español: "Ay, ¡después también sin el vestido!", tras lo que, tomada de la mano del papá de su hija Valentina, ingresó al lugar.