De hecho, llegó a reconocer que no era capaz de pegar ojo si no había al menos un guardaespaldas al otro lado de la puerta de su dormitorio.
Por otra parte, Kim desarrolló una especie de fobia a los diamantes porque los asociaba con el calvario que había pasado y ni siquiera trató de reemplazar los que había pedido, aunque recientemente se ha animado a empezar a ponérselos de nuevo, siempre y cuando no sean suyos.
"En lo que respecta a las joyas, si llevo alguna, siempre son prestadas. O falsas", le ha confesado al presentador Andy Cohen. "En mi casa no entra nada caro. Hago que el equipo de seguridad me lo quite todo antes. No puedo dormir si hay joyas guardadas en la caja fuerte, o dinero o cualquier otra cosa", añadió.
Durante la charla con el presentador, Kim se convirtió en protagonista al confesar que si no hubiera existido un video sexual suyo que se hizo público, el programa familiar formato no habría sido tan famoso. “¿Crees que el programa habría tenido ese masivo éxito inicial sin la publicidad que rodeaba a la cinta de contenido sexual?”, cuestionaba Cohen.