Aunque el año pasado la popular editora de la revista Vogue, Anna Wintour, se apuntó una batalla ganada al reconocer que ha tenido prácticas racistas como directora creativa de la editorial Condé Nast, misma que publica la popular revista Vogue en su edición británica y estadounidense, nuevamente las cosas se complican para ella.
La escritora Nina-Sophia Miralles sería la responsable de revelar algunos de los aspectos más oscuros de la personalidad de Wintour, de quien pocas personas pueden dar una buena referencia, según el libro Glossy: The Inside Story of Vogue, de la autora antes mencionada.
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Miralles se dio a la tarea de realizar una exhaustiva investigación sobre la mujer ícono del mundo de la moda; para su sorpresa, no todos los testimonios rayan en lo trágico y hasta hay tintes cómicos pero coinciden en la difícil personalidad de la mujer que a los 21 años se volvió millonaria al recibir una doble herencia y que con el paso de los años se convirtió en la editora de moda más reconocida en todo el mundo.
En su investigación, Nina expone los casos, principalmente de mujeres, pero hace énfasis en un intento de suicidio que no llegó a perpretarse pero, lejos de que Anna apoyara a la empleada en cuestión, trascendió que Edna Woolman Chase, editora en jefe de 1914 a 1952, llamó a la trabajadora para amedrentarla: “En Vogue no nos tiramos al subterráneo, querida. Si es el caso, tomamos pastillas para dormir”, aparentemente instruida por las políticas laborales de Wintour.
Empleadas más experimentadas, que vivieron su llegada a Vogue, narraron a la autora que las paredes desaparecieron en cuanto Anna puso un pie en las instalaciones, pues cambió todo muro por cristales, con el fin de tener vigilados a todos a su alrededor.}
Liz Tilberis, una subalterna de la época y quien luego se volvió su rival en Nueva York, asegura en el libro que Wintour era tan desagradable que comenzó a sufrir taques de asma en las reuniones de trabajo.
El libro, sin embargo, muestra que Wintour no ha sido la única mala entre las malas. Su antecesora, Diana Vreeland, editora en jefe de la edición estadounidense de 1963 a 1971, tiene cuentos de antología, pues así como era de inspiradora y legendaria, era cruel y despiadada con los empleados de la revista.
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Pero eso no es todo, la investigación de Nina llegó hasta la juventud de Anna, cuando molestaba a sus compañeros y profesores. De acuerdo a lo narrado, la editora disfrutaba hacer comentarios ofensivos a las personas pasadas de peso o a los docentes divorciados; sus compañeros de escuela la recuerdan como una mujer introvertida pero fría y de malos tratos hacia los demás.
Esto contrasta con la carta que Wintour escribió en contexto de las marchas que surgieron tras la muerte de George Floyd.
Hace unos días, un nuevo escándalo sacudió a Condé Nast: despidieron a la editora Alexi McCammond, quien a sus 27 años se iba a convertir en la tercera editora afrodescendiente de la revista Teen Vogue. Usuarios reclamaron por tuits que Alexi escribió en su adolescencia con contenido homofóbico y racista, especialmente contra la comunidad asiática, por lo que decidieron prescindir de ella.
Hey there: I’ve decided to part ways with Condé Nast. Here is my statement about why - pic.twitter.com/YmnHVtZSce
La tarde del jueves, la propia Alexi McCammond decidió escribir un largo escrito en su cuenta de Twitter donde comunicaba que había “tomado caminos separados” de Condé Nast. En él decía que nunca debía haber tuiteado aquello y que tiene toda la responsabilidad al respecto, y que cree que quedan muchas historias por contar de comunidades marginadas y que hay que poner el foco en ellas.