Salma Hayek lleva 15 años de relación con el magnate François-Henri Pinault y aún hoy siguen desmintiendo el rumor de que ella se casó con él por interés.
La veracruzana, hija del empresario de origen libanés Sami Hayek Domínguez, estuvo como invitada en el podcast Armchair Expert, donde aclaró de una vez por todas que siempre la ha unido con Pinault es el amor y no el dinero.
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Durante la entrevista con el conductor Dax Shepard, éste comentó: “¿Puedo decir algo sobre tu marido? Qué jodidamente agradable, divertido, generoso y buen chico es. Es súper sexy también. Pero voy a ser honesto: no sabía quién era, solo escuché o tal vez leí que te habías casado con un tipo realmente rico. (Y pensé): ‘Tal vez por eso se casó con él’”.
Ante la confesión del conductor, Salma Hayek le respondió: “La cosa es que en las imágenes no puedes empezar a adivinar la magia que hay en él. Me ha hecho convertirme en una persona mucho mejor y crecer de una manera tan buena y saludable”, aseguró la actriz mexicana.
Y agregó: “Y, ya sabes, cuando me casé con él, todo el mundo dijo: 'Oh, es un matrimonio arreglado, ella se casó con él por dinero'. Yo estaba como de: 'Sí, lo que sea, perra. Piensa lo que quieras'. Quince años juntos y estamos muy enamorados. Y ni siquiera me ofendo; sólo digo, 'Sí, lo que sea’”.
Por otra parte, la estrella de cintas como Bliss aseguró que su marido, por el simple hecho de ser rico, también ha sido discriminado.
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“Inmediatamente piensas que porque alguien es rico, puede que no sea una buena persona, podría ser alguien materialista, sin valores. Incluso podría ser alguien estúpido o que no lo merece (o) que para tener mucho dinero hizo algo indebido; hay todos esos prejuicios y los escuché, por cierto."
Sobre el carácter de su esposo, Salma Hayek asegura que Pinault no pierde el buen sentido del humor, incluso cuando tiene días pesados en el trabajo."Mi hombre termina el trabajo, no importa lo difícil que fue, y créeme, tiene muchas responsabilidades, y llega con una gran sonrisa, feliz de estar en casa, feliz de verme a mí y a los niños, y nos hace reír.
“Cuando nos vamos de vacaciones, él apaga sus teléfonos, está presente con nosotros. Que digan eso no es solo un insulto para mí, no soy yo la única que está siendo juzgada. No pueden ni empezar a imaginar la alegría que es ese ser humano", dijo Hayek.
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