Situaciones tan cotidianas como permanecer mucho tiempo sentado, ir al banco, manejar en el tráfico, generaban en Alejandro un malestar completo: "Era muy ansioso, muy desesperado, mala onda y me enojaba, hasta bélico me ponía. Llevo unos cinco años trabajando en eso y he cambiado mucho, cuando lo logras superar lo ves de afuera y piensas 'Cómo me arriesgué'.
"Hacía puras estupideces, hasta con golpes, no salía a buscar bronca, pero gritaba y hacia falta una chispa para cualquier cosa", abundó Fernández, quien comentó que no va a terapia y ha logrado esta evolución gracias a su "autocontrol, respiraciones, me encomendaba a Dios y rezaba".
En esta honesta plática, El Potrillo compartió que es ferviente creyente de la Virgen de Guadalupe y que con un cuadro que tiene de ella, al lado de su cama, se desahoga: "Cuando lloraba y la pasaba mal, hablaba mucho con ella, he tenido muchos pasajes de los que me ha salvado, de muerte, y siempre le doy gracias".
Por el momento, Alejandro seguirá disfrutando de su amor por la arquitectura y su renovada paciencia en su casa, al lado de sus hijos, pero espera que a partir de abril de 2021 pueda retomar sus compromisos musicales para presentar oficialmente su más reciente álbum de música mexicana con el que "regresó a sus raíces".
Fernández no sabe si retomará la gira que debió comenzar en febrero de 2020, pero sí ofrecerá presentaciones en palenques porque, aceptó, que sí es "fiestero", pero sólo los fines de semana y cuando trabaja, porque también se toma muy en serio descansar para cuidarse y sentirse y verse siempre joven.
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