A sus 24 años, Anya Taylor-Joy se ha convertido en una de las grandes promesas de Hollywood gracias a su trabajo en películas como La Bruja o Glass, y más recientemente ha logrado conquistar también Netflix con la miniserie Gambito de dama, que ostenta el título de la producción limitada más vista en la historia de la plataforma de streaming.
La fuerte confesión de Anya Taylor-Joy, de 'Gambito de dama' sobre su carrera
Con estos antecedentes, cualquiera pensaría que la joven actriz se encuentra en un momento inmejorable de su carrera, pero irónicamente ella sigue esperando que su buena suerte se acabe de un día para otro porque su físico le hace sentirse como una intrusa en la industria del cine.
"Jamás me he considerado guapa, y no creo que nunca lo haga. No me veo lo suficientemente guapa como para aparecer en películas. Sé que suena patético y mi novio siempre me dice que la gente va a pensar que soy una imbécil por decir algo así, pero es que yo creo que tengo un aspecto… raro", confesó en una nueva entrevista al periódico The Sun.
Aunque podría parecer que la intérprete está pecando de falsa modestia, ella insiste en que ni siquiera es capaz de verse en la gran pantalla a no ser que esté sola. Sus inseguridades también le provocaron un ataque de pánico cuando protagonizó la última versión del clásico de Jane Austen 'Emma, porque no veía cómo podía estar a la altura de un personaje al que anteriormente han dado vida actrices como Gwyneth Paltrow o Kate Beckinsale.
"No paraba de decirme a mí misma que no podía hacerlo y que iba a ser la primera Emma fea de la historia, porque en la frase que abre la película digo literalmente: 'Soy preciosa, lista y rica'", señaló.