Más allá de su nominación al Ariel por Esto no es Berlín, la actriz inicia una nueva etapa en su carrera, más segura, más fuerte y con muchos proyectos dentro y fuera de la pantalla grande.
Cuenta Ximena que algo que le aportó esta película fue conocer mejor su yo interno y los alcances de su mente creativa. Es un hecho que el lugar que ha tomado en la industria fílmica nacional no es obra de la casualidad y que su trabajo habla por sí mismo desde su debut, en 2008.
Decidió entrar a Esto no es Berlín rechazando roles importantes en películas mucho más comerciales o con mayor exposición. Sabía que Rita, su personaje, es de esas mujeres fuertes y decididas que toda buena actriz querría interpretar.
“Estaba cansada del tema; de que se hablara más de los actores por otras razones más allá de su trabajo. Sé que es un juego que se tiene que jugar para llegar a ciertas metas, pero no quería que mi carrera se volviera eso”, nos cuenta la también actriz de Dos lunas y Mentada de padre.
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Su papel en la película de Hari Sama (nominado también al Ariel como director y guionista), es de esos personajes que solían llegar a cuenta gotas para una actriz como ella, quizá —dice— por su aspecto dulce o de niña buena. “Pensé que elegirían a alguien más oscuro o intelectual, pero me dijo Hari que le gustó mucho lo que hice en el casting, a pesar de que cuando me vio llegar pensó en mí como en alguien algo fresa”, confiesa.
Temporada de premios
Está consciente que su trabajo es subjetivo, por lo que los reconocimientos son siempre un tema complicado cuando se habla de ser objetivos. Sabe que las entregas de premios son parte de la industria y que ayudan a la promoción de las películas y la industria misma, pero lo que es más complicado o cuestionable, enfatiza, son los criterios como los que se entregan las estatuillas de cualquier premiación.
“En el Ariel deben saber por qué y cómo es que deciden apoyar a ciertos actores y proyectos, porque son como un voto de confianza para que sean más vistos y así se alimente la industria”, dice Ximena.
Piensa lo mismo de la entrega del Oscar, donde las ternas y ganadores suelen son cuestionables. En lo que está de acuerdo es en la importancia de los reconocimientos como generadores de conversación para los proyectos cinematográficos. “Creo que los criterios del Ariel son buenos, pero siempre habrá muchos que no estén de acuerdo con esos parámetros”, continúa.
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Esto no es Berlín consiguió 12 nominaciones en 25 categorías, incluyendo mejor actor (Xabiani Ponce de León) y mejor película. Esto contrasta con el éxito comercial de la producción, comparada con otro tipo de películas mexicanas repletas de actores y actrices “más populares”.
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Confiesa Ximena que todos en la producción sabían que no iban a ser la película más popular en taquilla, que se trataba de un proyecto de pasión y de resistencia que no pretendía más que contar bien una buena historia. “Cuando la hicimos lo teníamos muy claro. Yo pensaba; “igual y nadie la ve”, y hasta el mismo Hari pensaba lo mismo”.
Coactuación femenina es la terna en la que su trabajo se mide con el de Dolores Heredia (por Sonora y Chicuarotes), Bárbara Mori (El complot mongol) y Mónica del Carmen, por Asfixia. A todas ellas las describe como actrices que han construido sus carreras con trabajo, algo que Ximena siempre ha buscado, por lo que estar parada junto a ellas en el Ariel, es ya un honor.
No tiene expectativas sobre la noche de la entrega, programada de forma virtual para este 27 de septiembre. Sabe que todas lo merecen, pero que ya es hora que Dolores Heredia se lleve el premio a su casa.
Por ahora se prepara para el Festival de cine de Morelia, donde estará presente con La diosa del asfalto, una historia real sobre un grupo de mujeres que sobrevivió a la violencia y la pobreza.
A finales de octubre, en Netflix, se lanza Menéndez, una película de terror co producida con España a la que describe como un thriller denso en el que curiosamente comparte créditos con Dolores Heredia.
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En diciembre estrena Dime cuanto tú, una comedia romántica un poco distinta a lo que el cine mexicano nos tiene acostumbrados. “También estoy buscando producir ya mis propios proyectos, entre ellos una obra de teatro, con lo que espero irme saliendo del molde de la típica “actriz de por encargo”, finaliza Romo, quien para el próximo año regresa a las salas con la secuela de Sexo, pudor y lágrimas.