Katy Perry volvió a sincerarse abiertamente sobre su inminente debut en la maternidad, aunque en esta ocasión optó por remontarse a sus primeras semanas de embarazo y, en este contexto, revelar que uno de sus principales temores pasaba por no desarrollar a tiempo su "instinto maternal".
En este sentido, la estrella del pop tuvo que "reprogramar" su mente para poder concebir una visión propia de la maternidad, una que estuviera alejada de las estrictas normas y clichés de la educación cristiana que ella recibió durante su infancia y adolescencia en California. Cinco años antes de quedarse embarazada, la artista ya renegaba hasta cierto punto de ciertas reglas que, en su momento, ella consideraba parte de su formación.