Su español es perfecto y tan auténtico como su INE o su pasaporte mexicano, aunque sus rasgos, tono de piel y cabellera nos hagan relacionarla con el continente africano más que con el estereotipo de la mujeres mexicana que impera en un país multicultural y diverso como el nuestro.
Aunque nació en Estados Unidos, es mexicana desde el minuto cero gracias a su mamá, una sobrecargo originaria de la Ciudad de México. Su padre es panameño y fue quien le heredó su característico color de piel que la relaciona también con los poco menos de 1.5 millones de mexicanos afrodescendientes, un grupo étnico ignorado y poco mencionado en el país.
Publicidad
“No te puedo decir si es más 'cómodo' vivir siendo negra en Estados Unidos que México, pero sí puedo decir que aquí ser diferente es más notorio”, nos cuenta la reina de belleza, quien ha pasado gran parte de sus 25 años entre Georgia, Florida y la Ciudad de México.
Sus paisanos mexicanos no la han tratado mal. No se queja, pero reconoce que siempre ha habido comentarios y hasta actitudes que a veces no son agradables. La mayoría de las ocasiones —dice— no pasa de que le pidan fotos o sientan curiosidad por su apariencia, pero las muestras de racismo se han hecho presentes para ella sobre todo en el ámbito profesional. “He sentido rechazo en todos lados, sin importar lo diverso que sea el país en el que me encuentre. En Estados Unidos, cuando era niña, la mamá de una amiguita me dejó en su coche con los vidrios arriba en verano y sin aire acondicionado mientras ella iba a la tienda. Me dijo que era para que sintiera el calor que sentiríamos en el infierno por andar mezclando razas”, nos cuenta la aspirante a la corona de Mexicana Universal, antesala de Miss Universo.
En México no ha habido agresiones hacia su persona como en Estados Unidos, pero las barreras para hacer una carrera profesional en nuestro país no han parado a pesar de sus estudios universitarios en cultura y periodismo en la Universidad de Misuri y el dominio del idioma inglés. “Siempre he recibido micro agresiones respecto a mi nariz porque me dicen que es muy grande y que me la debería operar o que mi cabellera es mala y que no debería salir con mi pelo al natural aunque me lo peine o me haga tratamientos”, dice Brenda.
Una publicación compartida por BRENDA SMITH (@brensmithlezama) el
Hace poco le dijeron que una mujer como ella no podía representar la belleza mexicana, algo que le dolió mucho. “México siempre ha sido mi identidad y mi refugio. Me gustaría decir que no me importa el rechazo y lo que la gente diga, pero me duele que el país y la cultura que tanto quiero, no me acepte de la misma manera”.
Publicidad
Muchos mexicanos no lo saben, pero en el país existen comunidades enteras de afrodescendientes, sobre todo en estados como Oaxaca, Guerrero y Veracruz. Brenda ha empezado a acercarse a ellos al mismo tiempo que realiza colaboraciones con organismos internacionales como las Naciones Unidas. “Estamos hablando de justicia, desarrollo y reparaciones para estas comunidades, en un país en el que apenas estamos en la etapa de reconocimiento social”, afirma en tono serio.
Reconoce que ser guapa le ayuda, incluso sabe que es una mujer que disfruta de algunos privilegios que quizá muchos afrodesdientes mexicanos no tienen, como la oportunidad de viajar, tener educación universitaria y hablar inglés. “Soy una mujer negra, pero biracial y con una piel un tanto más clara. Soy muy consciente de esos “privilegios” y que éstos me ayudan en ocasiones para sobresalir un poco más, y eso es lo que quiero usar para ayudar para dar voz los mexicanos de color”.
La cuarentena le ha impedido acercarse de forma física a esas comunidades, pero lo hace por internet, incluso con grupos de Coahuila, donde también hay comunidades de color. Por ahora se enfoca en prepararse para el concurso nacional y demostrar que las reinas de belleza no son banales y poco inteligentes. “Es importante dejar atrás esos estereotipos. Muchas chicas de concursos de belleza no entramos en ese concepto porque somos abogadas, doctoras o maestras y tenemos mucho que aportar”, enfatiza.
Considera al racismo tan grave como el clasismo porque, dice, van de la mano, sobre todo en nuestros país, donde la mayoría de las comunidades afrodescendientes viven pobreza extrema y tienen poco acceso a la educación y la salud. “Ha sido muy difícil que me digan cosas como que una mujer como yo no puede representar a los mexicanos, pero creo que hoy en día no importa el color de la piel, nuestra clase social o nuestra orientación sexual. No sólo busco representar a los mexicanos de color, busco representar a todos a los que se les ha dicho que no y se han sentidos excluidos”, finaliza Brenda.