El año pasado, cuando la gala del Met pudo celebrarse en su fecha habitual, Kim Kardashian acaparó todas las miradas mientras subía las escaleras del museo metropolitano de Nueva York gracias a su vestido de Thierry Mugler.
Lo que llamó poderosamente la atención de todos los presentes y de quienes siguieron desde casa la noche más importante del mundo de la moda no fue tanto el diseño en cuestión como la diminuta cintura de la celebridad.