Antes de que las Kardashian aparecieran en escena, a Scarlett Johansson se le atribuyó gran parte del mérito de poner de moda las curvas y promover unos cánones de belleza diferentes al estilo 'heroin chic' que Kate Moss popularizó a mediados de los 90.
Desgraciadamente, la obsesión de Hollywood por la delgadez no ha desaparecido. De hecho, según su experiencia, no ha hecho más que empeorar desde los inicios de su carrera.
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"Siempre ha existido mucha presión sobre los actores para que estén delgados. Hay una escena en mi película favorita, Eva al desnudo, en la que Bette Davis está dando vueltas por una habitación, muy enfadada por algo, y coge un poco de chocolate, y lo vuelve a dejar, y lo vuelve a coger... Al final se lo acaba comiendo, pero solo después de darle muchas vueltas. Incluso entonces existía un montón de presión sobre nosotras. Y ahora es peor", explicó en una entrevista a la revista Candis.
En su caso, la intérprete admite que se esfuerza para no superar un peso concreto y que le gusta mantener una silueta esbelta, pero ha establecido un límite que no se permite cruzar.
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"Me gusta tener un peso concreto, y estar delgada y saludable. Pero hay una manera saludable de mantener ese peso y otra que no lo es", señaló. "No quiero hacer ningún comentario sobre la forma en que otras personas eligen vivir su vida, pero en mi caso, soy demasiado paranoica acerca de mi salud como para caer en la espiral de los desórdenes alimenticios. Quiero mantenerme en forma de manera natural".