Ante críticas, actores defienden visión de 'Historia de un crimen: La búsqueda'
En entrevista, Alejandro Calva asegura que la miniserie de Netflix no le falta al respeto a la memoria de Paulette, sino que busca provocar una reflexión en el espectador.
La opinión de los usuarios en redes sociales se ha dividido luego del estreno de Historia de un crimen: La búsqueda, por lo que Alejandro Calva, uno de sus protagonistas, aseguró a Quién que el objetivo de la miniserie de Netflix es generar una reflexión acerca de la forma en la que las autoridades manejaron el caso, más allá de centrarse en el dolor de la familia Gebara Farah.
A su opinión se sumó la del crítico de televisión Álvaro Cueva que, en entrevista con este medio, aceptó la sorpresa que significó para él la forma en la que la plataforma de streaming decidió retomar, más que la terrible muerte de una niña de cuatro años, la forma en la que los mexicanos "atienden" sus grandes conflictos sociales.
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Alejandro explicó que Historia de un crimen: La búsqueda permite citar la máxima que reza "quien no conoce la historia está condenado a repetirla"; por eso cree que es más que necesario revisar el pasado para saber "en qué momento estábamos antes y en cuál estamos ahora", particularmente por cómo se manejó la investigación.
"Un proceso que debió haber sido dirigido hacía el campo de lo legal y la justicia, se volvió uno mediático, con verdades a medias, con confusiones, entonces creo que revisar eso es muy importante porque también habla mucho de lo que pasa con los medios y no estamos en este momento muy lejanos a esta realidad.
"Me preocupa que pienso que las reacciones a algo que tiene tintes políticos o puntos de vista pueden desatar una campaña mediática que no tenga que ver directamente con el gusto estético de la gente, sino con lo a favor o en contra que estés. Me parece que sí hay mucha desinformación y un sesgo político personal y pasional", abundó Calva.
Alejandro enfatizó que la miniserie es "una pieza más artística, que de alguna manera nos invita a reflexionar, que trata de volver a abrir un caso, pero sobre todo para que nosotros nos echemos un clavado e investiguemos, saquemos nuestras propias conclusiones porque no es una recreación exacta de las cosas, no puede ser tomado como un documento histórico”.
El tinte de humor no le resta seriedad a los temas que se querían tratar y aceptó que sí hay "una postura política en la historia y la comparto, como que el trabajo periodístico generalmente está manipulado, hacía los dos lados, tanto a lo oficialista que aplaudían el quehacer presidencial en ese momento, como Notimex y San Juana Martínez en este momento que hacen lo mismo.
"El periodismo tendría que ser plural y libre de todo sesgo, sin ataduras, que pueda decir todo lo que está pasando y que el público nombre el criterio", analizó Calva, quien también profundizó en el género que se utilizó para llevar esta historia a la pantalla: "Creo que el público mexicano está acostumbrado al melodrama televisivo.
"Parece como si el melodrama como género tuviera un peso histórico importante y que la seriedad de que una persona llore frente a la pantalla o la música de violines validaran un la información que se transmite, pero creo que eso lleva más a la irreflexión; nuestro género es un falso documental con tintes de comedia", agregó Alejandro.
Precisamente acerca de esa comedia, el actor enfatizó: "Hay guiños que podrían referirse al humor, pero son respetuosos todos, lo más cercano a la farsa podría ser la música, poner a Chava Flores con A qué le tiras cuando sueñas mexicano, es una genialidad de la posproducción, eso no leí en el guion originalmente y acentúa mucho, pero no nos aleja de la realidad, nos acerca".
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Alejandro estuvo de acuerdo con que los personajes "están en situaciones que nos pueden parecer graciosas, pero no me parece que ninguno sea exagerado, no la había visto (la serie), la acabo de terminar y considero que el trabajo de Sophie Alexander-Katz haciendo una personificación de Adela Micha, es genial, hay otros con parecido físico natural maravilloso.
"Y otros, como mi personaje, que no tienen un referente directo histórico, pero evidentemente he trabajo, he estado cercano de directivos de televisoras, que pueden tener ese espíritu despiadado con la gente porque es un negocio y lo que se necesita es rating y ese manda un poco en las decisiones que se toman", comentó Calva.
Para el histrión la idea de esta miniserie está clara: "Si les interesa realmente tener una opinión y normarla, no es una guerra mediática la que tendría que existir, por qué no se ponen a investigar y dan su punto de vista, que puede ser diferente, pero rasgarse las vestiduras por sentir que la muerte de una niña de cuatro años es intocable, es difícil.
"Piensas entonces que los feminicidios son tan dolorosos, que no hay que hablar de ellos porque es faltarles al respeto a las víctimas y no, lo primero que se tiene que hacer es honrarlas esclareciendo lo que pasó. Me parece que en este caso también con lo que menos trabajamos es con el dolor de la muerte de una niña, sino todo el enredo alrededor", dijo Alejandro.
Uno de los protagonista de Los simuladores enfatizó que en aquel entonces parecía que "lo que menos importaba era el dolor de una familia o de la pérdida humana, era más el circo mediático y eso me parece más ofensivo e indignante que recrear un hecho y, de alguna manera, como lo vivimos los mexicanos".
A esa opinión se sumó Álvaro Cueva, quien analizó la serie desde su visión: "Estoy encantado con la reacción del público porque creo que se cumplió el objetivo de esta producción original, por un lado, es un éxito de audiencia, por el otro, las opiniones están divididas, esto tenía que suceder porque es una propuesta para debatir y polemizar.
"Jamás imaginé que alguien pudiera hacer una serie sobre esta historia tan terrible, por la proximidad que tenemos y la envergadura de las personalidades que participaron, se habla de Del Mazo, de Peña Nieto, de procuradores... es muy fuerte, la gente está viva y la herida está abierta, pero alguien tuvo los pantalones para hacerlo y soy el más orgulloso", compartió Cueva.
El crítico de televisión enfatizó que la miniserie tiene "al 100 por ciento los requerimientos legales que un concepto de esta magnitud necesitaba, si se analiza es respetuosa, honesta y no se está perjudicando a nadie, sólo se plantea el caso, eso es admirable porque en México tenemos la mala costumbre de convertir todo esto en ejercicios de sensacionalismo".
Álvaro aplaudió la labor de caracterizadores, elenco y consideró que la recreación del caso policiaco es óptima. Del humor explicó: "Es una historia que parece irreal, no hay manera que observes el comportamiento de unos personajes y no te rías de la incongruencia que hay detrás de ellos, de la barbaridad que estás presenciando, pero así funcionan estos conceptos.
"No es que sea una comedia, hay un punto en el que te ríes o lloras, es un poco como las ladies y los lords, que los ves y te da mucho coraje, pero también mucha risa (…) Es una necesaria reflexión sobre cuestiones intimas de la mexicanidad, sobre la forma en como atendemos nuestros grandes conflictos sociales y el comportamiento de nuestras autoridades", abundó.
Cueva también aceptó que se ve reflejada la "transformación que los medios hacen de la realidad, convirtiéndola en un espectáculo y es una reflexión sobre nuestro consumo de contenidos porque somos parte de la ecuación… y la realidad no ha cambiado mucho". En redes sociales, la protagonista de la miniserie, Regina Blandón, también alzó la voz.
Si hubiera sido anunciada como un documental, entiendo que hubiera molestado que no fuera un ‘caso de investigación’, pero dice 'miniserie'. El toque de comedia es un reflejo de cómo se manejó el caso desde el comienzo, fue un circo… un chiste, un insulto para todos, pero en México estamos acostumbrados al melodrama y es lo que pedimos ver, a veces sin saberlo