Cuando le preguntas a Erik Rubín qué lo impulsó, hace 20 años, a proponerle matrimonio a Andrea Legarreta a pesar de que llevaban sólo seis meses de relación, sin pensarlo mucho responde que se decidió porque los dos fueron muy sinceros desde el principio.
“Duramos muy poquito de novios. Yo ya a los tres meses y cachito quería darle el anillo y lo que me hizo querer dárselo es que los fuimos tal y como somos desde el principio, nos abrimos cual libro abierto, nos mostramos como éramos.
"En ese momento me di cuenta, y creo que ella también, que no iba a haber sorpresas después. A veces en los noviazgos nada más sacas la mejor parte de ti y, en este caso, abrimos nuestro historial, nos desnudamos del alma y eso nos hizo ver quiénes éramos. Y entonces dije: 'Ésta es. Es mi pareja, la persona con la que quiero estar el resto de mi vida'. Y ella me hizo sentir lo mismo”, nos contó en exclusiva.
Hoy hace dos décadas, Andrea Legarreta y Erik Rubín se casaron en una ceremonia realizada en el fraccionamiento Tres Vidas, en Acapulco. Los años han pasado, chismes, enfermedades y logros profesionales han ido y venido, y este par sigue funcionando como el primer día.
En exclusiva para Quién, Erik nos contó cómo van a festejar sus primeros 20 años de casados, nos dijo lo que le sigue enamorando de Andrea, el mayor logro que han tenido como matrimonio y, por supuesto, cómo van a celebrar esta fecha.
Cumplir 20 años significa mucho porque hemos pasado por todo. Andrea es alguien que me hace ser una mejor persona, creo que nos hemos complementado muy bien. Estamos felices con este recorrido de matices, de mucho amor, de ir queriendo lo mismo, de altas y bajas, de todo
¿Cuál es el secreto para seguir juntos , remando hacia el mismo lado? Quizá no es como tal una fórmula mágica, pero les ha servido saber qué clase de personas son.
La verdad hay confianza, un amor, ganas de seguir estando juntos. Lo importante es volverla a elegir día con día, decir sí, quiero estar con ella. Hemos pasado por muchas cosas pero creo que finalmente el amor y el saber qué tipo de persona es Andrea es lo que me hace querer estar con ella
En estas dos décadas, dice Erik, ha aprendido hasta a amar sus defectos. “Tienes que aceptar todo el paquete”, cuenta antes de agregar que después de tanto tiempo también hay muchísimas cosas que le siguen encantando de ella, por ejemplo, que es muy sensible y dedicada.
“Es una gran mamá, está volcada por completo a su familia. Es muy buena amiga también, buena compañera. Me encantaría que vieran cómo se preocupa por los demás. Eso me hace aprender. Además está preciosa, me encanta y la madurez le ha sentado muy bien. Estamos en un buen momento”.
Veinte años de casados merecía quizá una gran celebración, sin embargo, debido a la contingencia celebrarán en casa y en familia. “Por la situación vamos a tener una cenita y el fin de semana tendremos una terapia de masaje mutuo”.
Además, por la tarde pondrán una vez más a sus hijas el video de su boda, un momento inolvidable para Erik. “Me acuerdo que estaba el nervio y un día antes nos peleamos. Pero fue una gran fiesta, nos divertimos, estaba nuestra gente más querida, mis hermanos timbirichos, mucha gente del medio”.
Erik y Andrea se conocen desde los años 80, cuando él cantaba en Timbiriche y ella en el grupo Fresas con crema. Incluso trabajaron juntos en la telenovela Muñecos de papel y siempre, recuerda el también productor musical, se sentía atraído por ella.
“Siempre se me hizo una chava muy atractiva, muy guapa y siempre me gustó mucho, pero fue una noche, cuando me la encontré en una discoteca, que nos pusimos a platicar y desde ese momento hubo magia. Nos quedamos toda la noche platicando y de ahí fue donde sentimos la conexión. Me dio su teléfono, la empecé a cortejar y ahí empezó a darse todo”.
Para Erik, el mayor logro que tiene este matrimonio de 20 años es haber cumplido su sueño: el de formar una familia:
“Siempre tuve la ilusión de formar una familia porque cuando era muy pequeño mis papás se divorciaron y siempre tuve el anhelo de una familia. Honestamente nunca me había pasado por la cabeza casarme con alguien y luego ya supe que era ella, lo sentía. Es un amor que va evolucionando, que va madurando, se va convirtiendo en algo más profundo. Ya no nada más es de dos, sino de cuatro”.
