Si bien el coronavirus tiene al planeta en jaque, al menos ha traído algo bueno a William Valdés, pues gracias a la cuarentena pudo debutar oficialmente este lunes como el nuevo conductor del programa Venga la alegría.
Platicamos en exclusiva con este cubano de 26 años, quien nos contó que con ese debut está cumpliendo uno de sus grandes sueños y por fin se está quitando la espinita de regresar a los programas matutinos después de que hace unos años lo despidieron de Univisión sin previo aviso. Aquí su historia:
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¿Cómo se dio esta oportunidad? Tuve la oportunidad de estar como conductor en La Academia y me habían platicado de que estaba la posibilidad de estar en Venga la alegría. Cuando Pato Borguetti dio positivo al Covid-19, me invitaron para que fuera a cubrirlo. La verdad es que les gustó, el público también tuvo muy buena reacción, me preguntaron si había posibilidad de quedarme y yo encantado.
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¿Qué significa para tu carrera una oportunidad como esta? Estoy súper emocionado porque estoy regresando justo a lo que hacía antes en Estados Unidos. Estuve en Despierta América cuatro años y para estar en un programa como Venga la alegría, que son cinco horas, hay que estar muy enfocado. Estoy contentísimo de regresar a lo que me encanta hacer, que son los shows en las mañanas.
¿Cuánto tiempo llevas en México? Llegué el año pasado. Estoy súper acomodado. No extraño para nada Miami aunque toda mi familia está ahí. Cuando vivía en Los Ángeles iba literalmente todos los fines de semana a Miami porque no aguantaba, pero aquí estoy feliz porque tengo muchas cosas por hacer, la gente, la comida, todo.
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¿Por qué decidiste cambiar de aires? Yo siempre estoy en busca de nuevas oportunidades, de crecer. Soy el tipo de persona a la que no le gusta quedarse en un mismo programa muchos años. No me veo en un programa 15 años. Ahorita como estoy joven lo que quiero es aprender, además de que siempre quise venir a trabajar a México porque es un gran mercado. Entonces, cuandome botaron de Univisión en 2017, empecé a ver las oportunidades para venirme a trabajar a México. Al principio no se me dieron, después ya se arregló todo y me vine para acá. No tengo miedo de empezar de cero.
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¿Cómo que te botaron de Univisión? Me despidieron así, tal cual. Nunca me dieron un porqué. Hace como un año de eso. Ya cambié esa página, Univisión me dio lo que me tenía que dar. Estoy muy agradecido con la compañía porque crecí muchísimo en Estados Unidos, profesional y personalmente. Pero uno no se puede casar con una televisora. Si tengo que cambiar, cambiaré una vez más.
¿Después de Univisión te fuiste a Los Ángeles? Sí, me fui porque surgió la oportunidad de trabajar en un programa del canal Estrella TV, un matutino que se llama Buenos días, familia. Allá estuve como ocho meses o nueve. Me fui del programa, me regresé a Miami y ya fue cuando me regresé a México.
Naciste en Cuba… En Guanabacoa, en La Habana, y a los nueve años me fui a Estados Unidos con mi familia. Ahí literalmente crecí, me formé.
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¿Cómo te ha tratado México, William?
Increíble, la reacción de la gente no me la esperaba porque cuando empecé a hacer Morning Shows me fue muy difícil. La gente no me aceptaba y aquí la situación ha sido increíble, la gente ha sido súper buena onda. Lo que más me ha impactado ha sido la educación, que vas caminando en Azteca y hasta el de seguridad te da los buenos días. En Estados Unidos como que todo es muy cerrado. Me gusta esa buena onda que tienen los mexicanos.
¿Estás listo para la sobreexposición que te dará Venga la alegría? Soy muy penoso. En la calle, si me piden una foto, la doy, pero me da pena. Espero que en el programa crezca como conductor, que la gente me conozca más, que conozcan mi trabajo. Es algo que me emociona mucho porque hacer este tipo de programas es lo que más me apasiona.