Hace una década, cuando cumplió 40, Jennifer Aniston estaba dispuesta a todo con tal de lucir joven; incluso, confiesa, llegó a recurrir a una cirugía estética de la que hasta el día de hoy, 10 años después, se sigue arrepintiendo.
En una entrevista con la edición estadounidense de Vogue la actriz reconoció que eso de recurrir a las inyecciones y demás opciones no siempre son la mejor idea. "Hace diez años recibí un tratamiento con láser para la piel que me sangró la cara durante un mes. Fue demasiado agresivo. Entonces me di cuenta de que algo que funciona a corto plazo puede causar daños a largo plazo”,confesó.